Por: Marco A. Cortez Navarrete.
Toda vez que el pánico, el miedo, el temor y las dudas
sobre la reciente variante Ómicron del COVID-19 parecen disiparse al darse a
conocer que, contrario a lo que se suponía representaba en términos de
peligrosidad, la OMS y otros organismos sanitarios de prestigio internacional
han dejado entrever que esta variante sudafricana es más contagiosa pero no por
ello más peligrosa que las demás mutaciones detectadas.
En este sentido, las autoridades sanitarias insisten
que los riesgos mayores continúan, especialmente en los países donde el
porcentaje de vacunados es aún mínimo y sus poblaciones están más expuestas a
los contagios y desde luego a los riesgos de no sobrevivir a la enfermedad.
Hace algunos días vimos cómo Joe Biden, presidente de
EEUU, se sometió a la tercera dosis de la vacuna definida “de refuerzo” e instó
a todo el mundo, dejando en claro que el virus no será sometido por completo
hasta que todos los seres humanos estén vacunados, dejando entrever así su
apoyo con donaciones millonarias de vacunas a países pobres que necesitan con
urgencia inocular a sus poblaciones.
Aquí, en México, el arribo de vacunas del extranjero
continúa. Recientemente, la misma embajada de EEUU informó del arribo de nuevo
lote del biológico y lo más importante aún para los mexicanos es que ya arrancó
la aplicación de la dosis de refuerzo para los adultos mayores a quienes se les
aplicará AstraZeneca sin importar cuál les fue aplicada con anterioridad. Este
programa, como se sabe, ya inició en varios estados entre ellos, Yucatán.
Lo anterior, no hay duda, es una excelente noticia
sobre todo porque hemos visto que los recientes indicadores en la entidad
muestran una notable disminución de contagios y sobre todo, decesos, lo cual no
quiere decir de ninguna manera que cantemos victoria porque está dicho ya, y
mil veces, que el COVID-19, así como la influenza, aquella que también fue
pandemia en 2009, llegó para quedarse y por lo tanto la raza humana tendrá que
convivir con este organismo que busca por cualquier medio mantener su presencia
entre nosotros.
Esta semana el Gobierno de Yucatán anunció que de
manera paralela a la vacunación de refuerzo a los adultos mayores se aplican
también las vacunas contra COVID-19 a jóvenes de 15 a 17 años, lo cual es una
buena noticia tomando en cuenta que este es un muy numeroso segmento de
población; aquí se utiliza la vacuna Pfizer considerada entre las de mayor
calidad y prestigio en el mundo.
A los adultos mayores, en 38 comunidades del interior
del estado de Yucatán, donde inició esta etapa de refuerzo se les inyecta la
vacuna de AstraZeneca, también muy bien calificada y que, al parecer, es la que
ya envasa en suelo mexicano, específicamente en los Laboratorios Birmex.
Y así como Biden salió a cuadro en Tv y en redes
sociales cuando se le aplicó su dosis de refuerzo, en México, en la conferencia
mañanera de López Obrador desfilaron varios colaboradores de primer orden para
recibir su vacuna de refuerzo entre el mandatario mexicano y el mismísimo Jorge
Alcocer Varela, secretario de Salud, quien en la Cámara de Senadores dijo que
él no aplicaría por el momento la vacuna a sus nietos.
Lo cierto es que al parecer el Gobierno de México ya
entendió que son las vacunas y más vacunas las más importantes para enfrentar a
esta temible pandemia cuyas variantes, al darse a conocer, hacen temblar al mundo
en todos sentidos, desde lo emocional en los seres humanos hasta en las bolsas
de valores y precios del petróleo.
El 7 de diciembre pasado, el Gobierno del Estado de
Yucatán recibió un lote de más de 31 mil 500 vacunas y en el mismo boletín
recordó que son casi 3 millones de biológicos los que se han aplicado a los
habitantes del estado. Esto significa, en términos muy breves y categóricos, el
interés de las autoridades por, reactivar la economía, recuperar y generar
empleos para que el estado continúe siendo el principal polo de desarrollo en el
sureste mexicano.
Y el gobierno, junto con la sociedad; es decir todos
los sectores productivos han entendido el interés del ejecutivo para que
nuestra entidad siga adelante en lo económico, en lo social, en lo cultural, en
lo deportivo y desde luego en lo económico, base esencial para el crecimiento
de cualquier nación.
Finalmente debemos aprender la lección que nos dejó
2020 y entender que todo, absolutamente todo por lo que luchamos y alcanzamos,
solo es un préstamo temporal. ¿Qué quiero decir con esto? Que dejemos de ser
depredadores del mundo que nos da de comer y para vivir. Dejemos de vernos con
odio, envidias y rencores porque todos tengamos o no, somos exactamente
iguales.
Les envío un fuerte abrazo de todo corazón y les deseo
dos, solo dos cosas, que siempre he dicho: Mucha Salud y Mucho Trabajo.
Hasta
la próxima.