Por: Jorge Valladares Sánchez.*
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XI Encuentro Nacional de Educación Cívica
Hace unos minutos, un reportero preguntó en rueda de prensa si el Instituto Electoral del Estado de México estaría pensando en promover más ejercicios de participación ciudadana en las circunstancias actuales; refiriéndose a la reciente experiencia de no alcanzar ni el 10% de participación en la primera consulta popular hecha en México, además del contexto pandémico y la situación política en general.
Mi respuesta desde afuera fue: ¡Seguramente! Tales circunstancias pueden parecer una frustración para quienes luchamos por el adecuado aprovechamiento de las herramientas de la democracia directa y desmotivar el intento. O para quienes no creen que haya verdad o realidad detrás de esos mecanismos puede resultar una prueba contundente de que es un desperdicio de recursos o una distracción generada desde la política.
Muy lejos de ambas posibilidades, lo que yo veo es un terreno en el que debemos redoblar el esfuerzo y afinar la puntería de las acciones para asegurar que se vea el potencial y se exija la realización cada vez mejor de ejercicios donde se nos pongan al alcance temas genuinamente relevantes para la ciudadanía, en condiciones de factibilidad sensata y que lleven a pulsar con precisión el sentido que la gente quiere dar a determinada acción de las personas a las que les pagamos fuertes sueldos para administrar lo público o representarnos.
Para que algo cambie en la estructura de una sociedad o país se requiere la alineación de tres elementos que son los que construyen las instituciones: la ley, las actitudes y las prácticas de la gente que la conforma.
Acostumbramos pensar que una institución es la mezcla entre el edificio, los quehaceres y las personas que nos encontramos en distintos puntos de nuestra ciudad. Pero el concepto sociológico de institución se refiere al modelo vigente para que ocurra una función social relevante. Es por eso que se dice que la familia o la república son una institución. Se refieren al modelo, antes único ahora diverso, de agruparse en un hogar para llevar la vida en pequeños grupos en el primer caso o la forma que consideramos adecuada para organizarnos socialmente y tomar decisiones públicas en el segundo.
En distintas épocas, distintos modelos toman vigencia y son la guía para la mayoría de las personas que integran el grupo social, aunque el grado de comprensión varíe y se permitan divergencias y alternativas, pero el pensamiento colectivo dice: así son, así deben ser y así queremos que sea la forma de atender esto.
En otras palabras, en ese sentido sociológico, una institución es la forma coincidente de la ley, las actitudes de la sociedad y las costumbres o prácticas respecto a como se debe hacer y se suele hacer algo. Cambiar ese modelo requiere de atender los tres elementos, empezando por alguno y venciendo las inercias que impiden el cambio de los otros.
En lo que entendemos por conceptos como democracia, participación ciudadana y gobierno (gobernanza) hay sin duda una distorsión o dispersión entre esos tres elementos, pues nos encontramos con que lo que dice la ley no necesariamente o poco coincide con lo que creemos y menos aún con una forma de actuar consistente. Lograr institucionalizarlas requiere de un esfuerzo consciente y colectivo que ponga a la ley en el punto adecuado, fomente las actitudes en el mismo sentido y se convierta en prácticas cotidianas con las que nos sintamos cómodos.
Como en muchos temas, el discurso es más rápido y a muchos/as basta. Poner en claro la situación y lo que deberíamos cambiar es un esfuerzo que algunos/as intentan y hacer el cambio representa un recorrido que por su alta probabilidad de frustración es abandonada pronto por los/as pocos que se atreven a intentarlo seriamente.
Va en dos líneas lo que podemos analizar respecto al avance que tenemos para que realmente tengamos políticas públicas que sirvan a la ciudadanía; una es el impacto y otra es la continuidad.
Si hacemos una revisión de lo que hacen las instituciones estatales electorales podemos encontrar diversos programas y acciones que van en el sentido correcto; y lo mismo podríamos decir de algunas otras instituciones y de iniciativas tomadas desde grupos propositivos de la sociedad civil. Pero probablemente ninguna alcance el impacto deseable, en parte por estar desarticulas entre sí, pero más aun porque es un factor común que el recurso destinado a estos temas sea mínimo. En especial, a las instituciones electorales se les regatea el recurso para estos fines de fondo, mucho más que el destinado al momento electoral.
Por otra parte el discurso fácil en boca de gobernantes y políticos destacando su creencia o disposición hacia la participación ciudadana no se ve respaldada por la creación de políticas públicas para ello, ni tampoco en el tiempo o presupuestos dedicados a llenar ese espacio. Y por el contrario sí se usa a modo y conveniencia el “respaldo” de la ciudadanía a sus posturas o proyectos.
La Red Cívica Mx pretende ser una excepción a esas dos limitaciones; propiciando el análisis para que el impacto sea cada vez mayor y generando la presencia y alianzas para que se mantengan las acciones en el sentido correcto desde diversas agencias.
Del 21 al 24 de septiembre de 2021 realizará su XI Encuentro Nacional de Educación Cívica, esto en formidable alianza con el Instituto Electoral del Estado de México, generoso anfitrión y encargado de fomentar la participación ciudadana en dicha entidad.
Al interior de la Red Cívica Mx concebimos el tema electoral como el punto más visible de un proceso que debe iniciar por el encargo que la Constitución nos ha dado de promover la educación cívica desde lo local y propiciar con ello, y con programas específicos, formas poderosas de empoderamiento ciudadano, llamadas mecanismos de participación ciudadana.
Nos sentimos comprometidos con ser Utopistas y Persistentes. Esto quiere decir, ser capaces de concebir la forma idónea que debería tomar la interacción de la ciudadanía para perfeccionar la institución de la democracia, y llevar a cabo acciones en conjunto con las organizaciones públicas y cívicas para mantenernos colaborando en ello, hasta ver llegar el momento de arribar a tal forma idónea. En medio de estas certezas y acciones poder, algún día, generar los cambios adecuados en la ley, la percepción y disposición de la gente hacia algo tan noble como que sea auténticamente el pueblo el que gobierne de hecho y establecer periódicos ejercicios en los que esto se manifieste, sin simulaciones ni compromiso con coyunturas.
El evento se nutre con la participación de especialistas de todo el País, tanto desde el ámbito institucional como académico y social, y principalmente activa una dinámica de interacción que hace repensar las situaciones actuales y propone maneras de acercarnos al establecimiento de auténticas políticas públicas que pongan a la ciudadanía al frente de las decisiones; esto tanto en su modo indirecto como es el elegir a personas adecuadas para administrarnos o representarnos, como en su modo directo a través de mecanismos como el plebiscito para decidir obras públicas, el referéndum para decidir leyes o el presupuesto participativo para orientar los recursos a lo que mejor sirva al bien común y 16 formas más.
A través del sitio y redes del Instituto Electoral del Estado de México y de la Red Cívica Mx es factible conocer todos los eventos incluidos en este Encuentro, registrarse e incluso participar. Los temas a analizar incluyen las acciones afirmativas y medidas de inclusión, la participación de ciudadanía de minorías y grupos vulnerables, las técnicas innovadoras para impulsar la educación cívica, las estrategias para una mayor incidencia de la ciudadanía, la educación cívica y el desarrollo social, así como la experiencia y retos derivados del contexto de pandemia que estamos atravesando.
El enfoque global del Encuentro pretende una deconstrucción de nuestras formas de entender la democracia y la participación, que nos permita orientar o reorientar adecuadamente el rumbo para que la gente, en el día a día, sepa lo que está pasando, lo cuestione, opine y ello sea la base de la estructura del México que queremos.
Esperar que algo cambie haciendo las mismas cosas es un error obvio; tenemos que hacer las cosas diferentes, pensarlas diferente y hacer que la ley esté alineada con ello. Este es el ejercicio al que invitamos a organizaciones y ciudadanía en este nuestro Décimo Primer Encuentro Nacional de Educación Cívica.
*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Doctor en Ciencias Sociales.
Doctor en Derechos Humanos.
Coordinador Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.
Especialista en Psicología y Licenciado en Derecho.