Se juntaron por la tarde. Para poner el belén y escuchar música flamenca. Casi todos los del pueblo. Atardecía en oro y rosa, el frío era helador, y el aire olía a castañas y a Navidad.. Era un día, en sí, hermoso.. y además en la noche había triunfado Morante…
Eran cinco. Cinco troncos. Cinco troncos de madera. Formaban parte del belén…
Uno aparecía en lo más profundo del bosque, era firme y rotundo, decorado en tonos verdes y ocres, como los otros cuatro llevaba escritas unas palabras. Hablaban sobre verdad y honor, lealtad y entrega, España y tradición. Puro!
El segundo era de carácter amable y muy religioso. Festoneado con lazos encarnados y elegantes. Las letras que llevaba formaban palabras taurinas. La raza de Juli, la magia de Talavante, la bohemia morantista… Era un leño de gran afición…
El tercero era un tronco al que adornaban volantes rosa con lunares blancos. Tronco flamenco. Recogía escenas de baile que enamoraban el alma, la voz de El Pele, la guitarra de Paco de Lucía… Sin duda un trozo de madera de ole!
Un cuarto tronco aparecía al lado del río… tal vez porque era transparente como el agua fresca. Portaba palabras de valentía y firmeza, España y esfuerzo, sabiduría y dedicación. Un tronco de carácter recto, era fiel honradez…
Crepitaba el fuego en una de las casitas del nacimiento, y cerca de la lumbre el quinto y último de los troncos… Apenas llevaba un pequeño adorno blanco. Era pequeño, muy discreto. Humilde, como la palabra que le describía. Humilde y morantista…
El belén, al compás de la guitarra que sonaba, quedaba hermoso. Cantaba diciembre su canto de fe…
Es una versión navideña de mis cuentos de los troncos
Dedicado a las cinco personas de las que hablan estos troncos: cada una única y especial
A mi amiga Manuela, feliz cumpleaños
A mi niño Luis
A mi querido Juli, mi querido mago y a Morante
A los belenes
A los que disfrutan poniendo los belenes
A El Pele
Al flamenco
A diciembre
A la gente de verdad
A España y a nuestras costumbres