Ya nada era como había sido alguna vez. Era 2020 pero todo había cambiado demasiado.. El mundo, tan distinto, se dividía en clases.. pero esa es otra historia que merece ser contada en otra ocasión, como afirman en esa maravillosa historia. Esta historia, no es interminable, es la historia de alguien que decidió caminar por el sendero del bien. Sí.. había varios senderos. Bueno, siempre los ha habido, sinceramente..
La misión estaba clara. Pero era dura. Muy dura. Y bonita. Muy bonita, como la muleta de Morante en aquellas tardes de antaño. Desde lo más alto de un acantilado los que iban a formar parte de tan noble aventura saltaron al agua. Sin ningún titubeo de la décima parte de un segundo. El mar recibió a cada uno de ellos en su manto de plata y espuma, estaba bravo. Habría tormenta en la noche.. Nadaron..
Nadaron. Nadaron. Y nadaron…
Exhaustos alcanzaron la costa los que fueron capaces de hacerlo. Un barco muy pequeño recogió a los que se rindieron. A los que se perdían en la amargura de sus lágrimas. Desde la costa caminaron, descalzos, hasta la cima de una montaña. Y allí no se llegaba con facilidad. Un tobillo torcido, la mordedura de una culebra, la sed, el cansancio… Todo jugaba en contra. Al final llegaron tres.
Dos haciendo trampas. Otro día contaremos qué trampas..
El castillo se erguía, majestuoso, ante ellos y su agotamiento. Tres preguntas básicas, de sentido común, y uno de ellos habría ganado. Ganar era importante, era una causa pura. Perdieron los dos tramposos, la verdad suele acabar ganando, y se dispuso a responder el caballero de ley. Lo hizo bien una vez, lo hizo muy bien la segunda vez… y salió corriendo antes de la tercera cuestión. Alguien pedía ayuda! Iba a ayudar!
Para no hacer largo el párrafo os diremos que al final el hombre conquistó la prueba. Ganó. Le premiaron y su misión fue exitosa. El que es noble y leal gana siempre!
Siempre!
Dedicado a mi hermana: la primera de varias
A mi Luis, con mil besos
A Morante
Al jefe. Un abrazo!
A Carlos
A la gente de ley y de verdad
A mi amiga Ana
A Pau
A Guillermo
Y a mi mamá: la mejor!
