La Revista Peninsular
A una de semana de que terminen las campañas en el
país, podemos afirmar que tanto autoridades electorales como partidos políticos
han hecho un buen papel. Han surgido obstáculos en el presente proceso, pero la
mayoría pudieron ser resueltos mediante nuestros mecanismos institucionales;
algunos no pudieron ser resueltos por esta vía y dejarán cicatrices en nuestra
democracia por el nivel de infamia que los envuelve. La importancia de este
ejercicio democrático es mayúscula pues, al considerar los cargos en juego,
seguramente se modificará el escenario político de nuestro país.
Ante el gran reto de organizar elecciones durante
una pandemia, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Estatal y de
Participación Ciudadana de Yucatán (Iepac Yucatán) han estado a la altura de
las circunstancias. Las autoridades electorales han redoblado esfuerzos para
emitir lineamientos, protocolos y acuerdos que permitan llevar a cabo un
ejercicio democrático en el cual se garantice el cuidado de la salud de
consejeros, representantes de partido y ciudadanos. Todo esto además de cumplir
con sus responsabilidades regulares, las cuales dotan de legalidad y
certidumbre al proceso.
Los partidos políticos, en su mayoría, también han
demostrado gran nivel con posturas, propuestas e ideas pertinentes que
enriquecen el ejercicio. Si bien, algunos partidos han incurrido en violaciones
a la legislación electoral lo cual acarreó severas consecuencias que llegaron
hasta la revocación de candidaturas, siempre se recurrió a las vías judiciales
correspondientes para impugnar estas sentencias y se acató la última palabra de
las autoridades. En algunos lugares incluso se han observado muestras de
fraternidad entre candidatos de partidos contrarios, lo cual no es un gesto
obligatorio, pero definitivamente mitiga la polarización política que aqueja a
nuestro país.
Ahora bien, este proceso no ha estado exento de
violencia. En redes sociales y medios de comunicación hemos visto altercados
físicos entre grupos de distintos partidos políticos, los cuales son un síntoma
de la referida polarización política mexicana. En algunos casos, hasta miembros
del mismo partido recurren a los golpes durante asambleas políticas.
Los casos mencionados son preocupantes, pero no
representan la manifestación de violencia más grave durante el presente proceso
electoral. A principios del mes de mayo, la consultora Etellekt publicó en un
informe que 79 políticos habían sido asesinados durante este ejercicio
electoral, de los cuales 31 eran aspirantes o candidatos. En los últimos días,
la cifra no hizo más que subir ya que apenas este 25 de mayo fue asesinada Alma
Barragán, candidata de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Moroleón,
Guanajuato.
El 2 de junio culminarán las campañas en todo el
país y 4 días después, el 6 de junio, los mexicanos saldrán a ejercer su
derecho al voto. Dicha jornada será de suma importancia pues se renovará la
Cámara Federal de Diputados, lo cual determinará el desarrollo del país durante
los siguientes 3 años. Además, en algunas entidades se renovarán legislaciones
locales y alcaldías, como en Yucatán, mientras que en otras igual se votará por
una nueva gubernatura, como en Nuevo León y Campeche.
El INE y el Iepac han logrado sacar adelante el
proceso electoral 2020 – 2021 a pesar de las dificultades presentes en México y
el mundo. Los partidos políticos también han dado muestra de su profesionalismo
al cuidar los lineamientos dispuestos y al apelar a las instituciones
correspondientes para dirimir conflictos. No obstante, la violencia se ha hecho
presente en el proceso y ha cobrado la vida de demócratas mexicanos. Esperemos
que en el futuro exista mayor coordinación entre autoridades electorales y
ejecutivas para poder garantizar la seguridad de los candidatos pues no es
posible que un papel tan indispensable en nuestro sistema democrático se
convierta en trabajo de alto riesgo.