Por Carlos Capetillo Campos
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Como parte de este complicado proceso de elecciones de julio de este año, cuando los mexicanos con su voto elegirán Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales y en algunos Estados elegirán Gobernadores, Diputados locales y Presidentes Municipales, el domingo próximo pasado, 18 de febrero, los aspirantes a candidatos a Presidentes por los distintos partidos políticos rindieron la Protesta de que cumplirán y harán cumplir los Estatutos, Declaración de Principios, Plataforma de Acción y Código de Ética, y en caso de resultar electos, la Constitución y las leyes que de ellas emanen, lo que los mexicanos dudan.
Por el PRI, el ciudadano José Antonio Meade, quien en un comercial manifiesta que si bien no es militante del PRI es su candidato y en este papel se debe enfocar, aun cuando su experiencia se finca en la administración pública, su primer paso es conectarse con los priistas para incorporar a esa formidable estructura política que es el PRI a su apoyo, lo que le dará un tremendo impulso a su carrera al premio mayor de esta elección. Los priistas deben tener en cuenta que José Antonio es su candidato y José Antonio que los priistas son su plataforma.
Por el PAN, su joven aprendiz de dictador, el mutiacusado Ricardo Anaya, quien se pasa tiempo explicando las causas de su fortuna nada clara, explicaciones que nadie cree porque no las explica con claridad, sino que, ante la falta de argumentos, se limita a la vía fácil de acusar al PRI y al gobierno de una guerra sucia en su contra.
El hecho es que sus propios creadores lo acusan de traidor cuando menos y después de eliminar por esos métodos a todos los panistas distinguidos que pudieran disputarle la candidatura, rindió la protesta acostumbrada.
Y desde luego cuando se ve la fusión, alianza, convenio, coalición o como quieran llamarlo entre el PAN y el PRD, queda claro que es la ambición por el poder lo único que engendra esta alianza.
Y donde se dio una tremenda sorpresa, fue en el Partido Morena, donde rindió protesta como su candidato a la Presidencia de México, su dueño Andrés López, que develó el secreto mejor guardado desde la colonia y cuando nadie se lo imaginaba surge como el candidato de las ocurrencias e incoherencias, y que señala que acabará el nepotismo, pero nombra a sus hijos en los cargos de dirección de su partido en diferentes estados.
Que acabará la corrupción, pero nombra como candidato a senador a Napoleón Gómez, ilustre defraudador de los mineros, prófugo de la justicia mexicana más lo que se acumule, pero seguramente uno de los mejores y más puros políticos del partido que lo postula.
Y ya apareció el ejemplo de honestidad René Bejarano, que además es muy cuidadoso y ordenado, ya que cuenta los billetes para que no le vayan a dar de más, los clasifica según su valor y se lleva hasta las ligas con las que venía para que no dejar desperdicios.
Y la diputada Eva Cadena que aparece en un video, (que por cierto no le hace justicia, ella es mucho más guapa), recibiendo dinero a nombre del ahora candidato presidencial y desde luego se declara inocente, víctima de envidias.
El candidato dice que acabará con la arbitrariedad y uso excesivo de fuerza pública, pero protegió a los Abarca responsables directos de la matanza de los 43 alumnos normalistas de Ayotzinapa.
Pero ya con sus candidaturas bajo el brazo, los candidatos recorrerán el país, algunos ofreciendo con seriedad sus propuestas de solución a los problemas del país, bajo la lógica de lo posible, de la explotación eficiente y honesta de los recursos nacionales, de la organización y operación de la administración pública con un sentido común tan ausente desde hace mucho tiempo en el gobierno federal.
Y otros con sus ocurrencias, diciendo con tono doctoral de lo piensan que los mexicanos quieren oír con el fin de obtener sus votos.
Y para unos el 1 de julio es demasiado tiempo, para otros muy poco. Pero el reloj ya está en marcha.
Te saludo cordialmente