Por: José Zenteno.
1 de enero del 2020. Primer
día del año. Nuevo Laredo, la ciudad fronteriza del estado de Tamaulipas se
convirtió en un polvorín. El Cartel del Noreste (una escisión de Los Zetas) se
enfrentó con la Policía del Estado y mantuvo a la población resguardada y
atemorizada durante más de 6 horas que duró la refriega en la que murieron
cuatro presuntos delincuentes, tres civiles y un policía. A diferencia de otros
enfrentamientos en esta ocasión los delincuentes también atacaron directamente
a la población civil, lo que escala el grado de violencia que ejercen estos
grupos. Mientras eso ocurría ninguna fuerza federal se presentó en la plaza
para hacer frente a los criminales.
2 de enero del 2020. Primera
mañanera del año. El presidente López Obrador vuelve a ser quien ha sido toda
su vida política y sobre todo desde que adoptó una estrategia populista. Su
declaración de propósitos de año nuevo no incluye un cambio en el estilo de
gobernar y mucho menos en el de hacer política. Es así que quienes añoran a un
presidente conciliador, moderado e incluyente pueden esperar sentados, ya que
López Obrador necesita de enemigos reales o imaginarios para mantener vivo a su
movimiento.
En la misma conferencia
mañanera el presidente habló de consolidar su proyecto de gobierno en este año,
lo cual es consecuencia normal del mandato democrático que recibió en el 2018.
El problema que muchos advertimos es lo que podría implicar dicha consolidación
del proyecto presidencial. Si López Obrador considera que tomar el control de
todos los organismos independientes del Estado que pudiesen ser un contrapeso a
su poder, al tiempo que continúa con la transferencia de enormes cantidades de
dinero a millones de mexicanos, lo que el presidente pretende es el retorno de la
“presidencia imperial” y “el ogro filantrópico”, excelentes descripciones del
régimen que gobernó al país durante el siglo pasado.
En materia de seguridad es muy
probable que las tendencias no cambien. Esto significa que los delitos y la
violencia seguirán creciendo. Mientras no haya prueba en contrario la decisión
del gobierno federal es dejar hacer y dejar pasar a la delincuencia organizada.
Las autoridades locales de oposición a MORENA están abandonadas y tendrán que
hacerle frente a los delincuentes como ocurrió en Nuevo Laredo, sin el apoyo
del Ejército, la Marina o la Guardia Nacional. Los gobiernos locales de MORENA
bailarán al ritmo que les ponga la federación y procurarán no desentonar ni
pisarle los talones.
La economía vive momentos
difíciles marcados por la desconfianza en el gobierno mexicano y un entorno
internacional de incertidumbre y contracción. A pesar de que el T-MEC se firmó
y todo indica que será confirmado por los legislativos de los tres países, la
letra pequeña del tratado le pega a México y hará que las inversiones esperadas
lleguen incompletas. Por lo tanto, fuera del círculo presidencial mexicano
nadie advierte que nuestra economía vaya a mejorar significativamente, incluso
la mayoría coincide que sería un buen año si nos mantenemos cerca del
crecimiento cero.
La persecución en contra de los
corruptos del pasado continuará y se agudizará. Algunos miembros distinguidos
del anterior régimen serán sometidos a proceso judicial e incluso encarcelados.
Sin duda que meter tras las rejas a políticos es una fuente de legitimidad
disponible para el presidente López Obrador y le ayuda a sortear otro tipo de
crisis políticas, de seguridad o de estancamiento económico. Los enemigos
políticos del régimen actual comenzarán a pagar por los agravios del pasado, en
particular los funcionarios del sexenio de Felipe Calderón e incluso el propio
ex presidente. Al gobierno actual le urge probar que la guerra en contra del
crimen organizado fue una estrategia equivocada que facilitó la colusión entre
los gobiernos anteriores y los criminales.
Los programas sociales que le
regalan dinero a diferentes grupos sin nada a cambio van a continuar. Nada hará
disminuir la enorme carga al erario federal que suponen los diferentes
programas sociales, simplemente porque se acercan las elecciones intermedias
del 2021 y el régimen necesita que los millones de beneficiarios se pronuncien
en las urnas por la ratificación del control morenista en la Cámara de
Diputados. La mala noticia es que no se reducirá la pobreza a pesar de las
carretadas de dinero que les regalan a los pobres.
La política exterior tampoco
sufrirá grandes cambios. Podemos esperar que la agenda impuesta por el
presidente Donald Trump se mantenga al pie de la letra. Eso significa que buena
parte de los efectivos de la Guardia Nacional seguirán cuidando que los
migrantes centroamericanos no crucen a territorio norteamericano. También
significa que México será un aliado de los Estados Unidos en todo aquello que
interese al vecino del norte. En cuanto al sur del continente, México
continuará fortaleciendo su posición con los países afines y los líderes
políticos de izquierda que de alguna forma, aun desconocida, se vincularon con
López Obrador. El enorme capital político invertido por el gobierno mexicano
para sacar a Evo Morales de Bolivia y encubrir en la embajada mexicana a
miembros de su gabinete, es muestra de que había nexos de unión más allá de
coincidencias ideológicas.
En resumen, el 2020 será un
año de:
1.
Confrontación del
presidente López Obrador en contra de quien se le oponga, entiéndase
empresarios, periodistas y políticos.
2.
Menor autonomía de
los gobiernos locales y de organismos independientes como el INE.
3.
Estancamiento de
la economía en el mejor de los escenarios.
4.
Incremento de la
actividad delictiva y con mayor violencia.
5.
Gasto creciente en
programas sociales que no mejorará las condiciones de vida de los pobres pero sí
aportará una enorme rentabilidad política para el régimen.
6.
Persecución judicial
en contra de funcionarios de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña
Nieto.
7.
Sometimiento a los
intereses de Donald Trump y pago de facturas a líderes sudamericanos de
izquierda.
Si me equivoco en alguna
predicción lo podremos discutir en diciembre. Mientras lo sabemos, deseo que
sea un buen año para ustedes estimados lectores. Tendremos que luchar en contra
de las condiciones que nos impone el gobierno y a pesar de ellas, pondremos
nuestro empeño para sacar adelante a nuestras familias y a México.