Editorial La Revista Peninsular
Llegó la Navidad del 2020 y, aunque parecía una
realidad alejada, ya podemos permitirnos tener esperanza sobre el futuro. Este año
nos ha dejado daños difíciles de reparar, como la crisis económica global, y
otros irreparables, como lo es la pérdida de personas amadas. Sin embargo, los
recientes avances en los procesos de vacunación nos permiten ver una luz al
final del túnel pues ahora parece cercano el momento en que podamos volver a
convivir, apapachar y besar a familiares y amigos. Ese momento aún no llega; si
queremos tratarnos como antes, es necesario cuidarnos ahora.
Sería injusto omitir que estas fechas tienden a
despertar en las personas sentimientos de unión los cuales se manifiestan en
demostraciones de cariño y reuniones para celebrar las fiestas navideñas. No
obstante, también es necesario señalar que hoy nos toca ser solidarios y
cuidarnos los unos a los otros, lo cual implica procurar la sana distancia,
evitar aglomeraciones, lavarse las manos constantemente y utilizar el
cubrebocas inclusive dentro de casa si hay familiares que salgan constantemente
por motivos laborales.
El mejor regalo que podemos darle a nuestros seres
queridos en esta época navideña es proteger su salud.
Usualmente se dice que la Navidad es el tiempo
perfecto para valorar lo que tenemos más allá de lo material, lo cual toma una
relevancia mayúscula este año. La incertidumbre y pérdidas que ha traído la
pandemia nos han hecho valor las cosas que antes dábamos por sentadas como
pasar tiempo con familiares o salir a pasear con amigos, incluso actos tan
simples como el respirar sin complicaciones.
Nunca ha sido más claro que no basta con estar bien en lo económico,
también debemos procurar nuestra salud, tanto física como emocional y
espiritual.
Así como debemos agradecer lo que tenemos, también
debemos dar cuanto podamos. La Navidad se caracteriza por ser un tiempo para
compartir y ser generoso, entonces, dado que se han perdido miles de empleos
por la pandemia, tratemos de brindar una mano a quienes más lo necesitan.
La crisis económica nos pegó a todos, pero no igual.
Muchas personas se han visto en la necesidad de buscar un ingreso económico de
cualquier modo posible, lo cual podemos apreciar en nuestra ciudad con el
aumento de gente que pide dinero en los semáforos para pagar operaciones o
estudios. Hoy que los espacios laborales son escasos, debemos reforzar nuestro
sentido de comunidad y ayudar al prójimo.
Los últimos días del año nos dan esperanza respecto al
desarrollo de la pandemia, pero esta (la esperanza) siempre va aparejada con la
paciencia. No bajemos la guardia y seamos minuciosos en el cumplimiento de las
medidas de prevención sanitaria para proteger lo que hoy tenemos y agradecemos.
Cuidándonos entre todos lograremos salir adelante.
El equipo de La Revista Peninsular les desea a todos
sus lectores y colaboradores una feliz Navidad llena de amor, salud y
prosperidad en compañía de sus familiares y seres queridos.
