Para subir al cielo se necesita una escalera grande

Aída López Sosa
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Cultura, por: Aida María López Sosa

La canción popular “La Bamba” dice que “para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita…”, nada más cierto si nos viene a la mente “La escalera de Jacob”. Antes de entrar al tema de las escaleras celestiales es pertinente considerar la forma y el simbolismo asociado a esta, incluso, supersticiones que han dado lugar a creencias y leyendas. La forma del triángulo rectángulo que se forma al apoyar una escalera a una pared, representa la humanidad y la tierra, está simbolizado por el número tres: principio, medio y final. En el antiguo Egipto y Babilonia hasta la actualidad con los cristianos y los hindúes, la escalera se relaciona con trinidades divinas. Los humanos están conformados de cuerpo, alma y espíritu y la unión de un hombre y una mujer da como resultado un hijo.

En la economía, la naturaleza y el arte es posible encontrar proporciones de tres. El mundo que nos circunda está conformado por el número áureo o número de Dios descubierto por los griegos, quienes buscaban una explicación para definir la belleza del universo. Simetría, proporción y armonía están por supuesto en escaleras helicoidales, en el cuerpo humano -cabeza, tronco y extremidades-; en la psicología con la Pirámide de Maslow; juegos de mesa como “El juego de la Oca” y “Serpientes y Escaleras; fenómenos meteorológicos como los tornados y los huracanes; en la naturaleza en animales, hojas y flores; edificios arquitectónicos y pirámides; pinturas como “La última cena” y “La Gioconda” de Da Vinci. El pintor alemán Alberto Durero creó una espiral que lleva su nombre a partir del triángulo rectángulo, la proporción divina. El escritor argentino Julio Cortázar escribió “Instrucciones para subir una escalera”: “Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas”.

Las escaleras no solo se usan para subir, sino también para bajar. En la “Divina comedia” de Dante se desciende a los nueve círculos del infierno bajando peldaños de piedras hasta llegar al Cocito, el enorme lago congelado donde están sepultados los pecadores por traición a la patria que sufren las ráfagas heladas de las alas de Lucifer. El arte budista representa a Buda descendiendo por una escalera que conecta la esfera celestial con la terrenal. En “Los pasos de Buda”, relieve en estuco que se encuentra en el templo de Wat Mahathat en Tailandia, desciende desde el cielo de Trayastrimsha, asistido por Brahma e Indra.

Asimismo se tiene la superstición de que pasar debajo de una escalera es de mala suerte. En la Edad Media se colocaban escaleras en los árboles para colgar a los sentenciados, quedando los cuerpos en el claro del rectángulo por lo que se relacionó con la muerte. Los religiosos la asocian a la Santísima Trinidad al formar una figura con tres ángulos, atravesarla se considera una afrenta a la divinidad.

Una escalera puede representar el acceso o trascendencia, cada peldaño es una etapa espiritual o nivel de conciencia. Como el árbol de la vida, está asociada al conocimiento del bien y del mal, los niveles representan el progreso entre los ámbitos terrenal y celestial. En la tradición simbólica occidental, la escalera celestial más conocida es la “Escalera de Jacob”. En el Antiguo Testamento Jacob -el favorito de su madre Rebeca- huye de la ira de su hermano mellizo Esaú -el favorito de su padre Isaac-, quien vendió su primogenitura a Jacob por un plato de lentejas. Jacob para evitar que su hermano lo asesinara por el derecho de nacimiento, huyó a casa de su tío, fatigado se tendió en el Monte Moriah a dormir con una piedra como almohada. Soñó con una escalera por donde subían y bajaban los ángeles, tránsito entre el cielo y la tierra. Desde lo alto Dios le prometió que lo protegería durante su viaje y le contó el acuerdo que tuvo con su abuelo Abraham de que él fuera quien continuara con la dinastía, por lo que no tenía que preocuparse de regresar a Israel. Por designio divino Esaú no lo asesinaría.

Cada peldaño puede considerarse como la prueba que debe superarse para alcanzar el autoconocimiento o la iluminación. En el budismo los siete peldaños corresponden a los siete cielos y los siete estados de conciencia. La altura que proporcionan los peldaños se puede observar en la masonería con siete también y los altares cristianos, símbolo de ascenso ritual. La forma guarda distintos significados, si es una escalera de mano, cada pasamano que flanquea los peldaños se considera un árbol del Paraíso, del bien y el mal. Los egipcios asociaban la escalera a Osiris, dios de la resurrección y el inframundo. Mahoma soñó una escalera para que los fieles llegaran a Dios. La escalera en espiral simboliza los giros de la fortuna y la elevación gradual hacia un estadio superior de conciencia, es misteriosa porque no se alcanza a ver el final hasta que se llega y termina la incertidumbre.

No es lo mismo subir por un ascensor que por las escaleras. Los rellanos son espacios que sirven para decidir si continuamos o regresamos. En la triada Cielo-Tierra-Infierno, la Tierra es la “Escalera” donde decidimos si vamos hacia arriba o nos abandonamos en caída libre.

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