Juegos de poder, por:Leo Zuckermann / @leozuckermann
Perdedores, sin duda, son las múltiples “encuestas patito”. Me
refiero a las robopolls, las telefónicas, las de Facebook y las de Twitter
Un
proceso democrático de la envergadura del que se llevó a cabo el domingo 1 de
julio siempre deja otros ganadores y perdedores, más allá de los candidatos
triunfantes o derrotados. A continuación, menciono algunos de ellos.
Comienzo
con los ganadores. Ahí están las autoridades electorales, en particular el
Instituto Nacional Electoral. Como siempre, hicieron un papel impecable en
organizar las elecciones. Tomaron, desde luego, algunas decisiones absurdas,
pero más por culpa de la ridícula legislación electoral que tenemos.
El
triunfo de López Obrador finalmente las legitima frente a un segmento del
electorado que nunca creyó en ellas, simple y sencillamente porque su candidato
no había ganado en las dos últimas elecciones pasadas.
Cuestionadas
y hasta vituperadas, las encuestas serias —científicas, con base en una muestra
aleatoria y probabilística, levantadas en viviendas— demostraron que sí sirven
para medir el humor y las preferencias del electorado. No son infalibles.
Tienen errores muestrales y no muestrales. Pero, a final del día, no se ha
inventado otro método confiable para evaluar a la opinión pública.
En
esta ocasión, y hay que reconocerlo, gracias al gran margen de la victoria de
AMLO, le pegaron con certeza al resultado. Ni qué decir de las encuestas de
salida que fueron difundidas con gran responsabilidad por los medios de
comunicación y que permitieron que los perdedores reconocieran rápidamente su
derrota.
Muchas
iniciativas ciudadanas independientes surgieron durante este proceso electoral.
Yo
destacaría, en particular, a Verificado 2018. Varios medios nuevos y
tradicionales se unieron para combatir el fenómeno tan pernicioso para la
democracia de las fake news, las noticias falsas. En un par de clicks, los
ciudadanos podíamos verificar si tal o cual cosa que circulaba por las redes o
que habían dicho los candidatos eran ciertas o falsas. Una maravilla.
Ganadores
resultaron, sin duda, los partidos chicos. Siguiendo el ejemplo histórico del
Partido Verde, realizaron estupendas negociaciones con los que todavía eran
partidos grandes para aliarse con ellos.
El
resultado es que tendrán una sobrerrepresentación enorme en el Congreso. Ahí
está el PT, que estuvo a punto de perder el registro en 2015, que lo salvó el
PRI torciendo la ley y que terminó aliándose a López Obrador para acabar
teniendo la tercera bancada en la Cámara de Diputados. Agréguese el PES, que
muy probablemente perderá su registro como partido, pero tendrá 55 diputados y
7 senadores. Lo mismo el PRD y MC que le arrancaron varios legisladores al PAN
para conformar el Frente que apoyó a Anaya.
Paso
a los perdedores. Comienzo con los llamados “operadores de tierra”.
Una
vez más se demostró que son un mito. Me refiero a la idea de que existen
profesionales electorales que pueden conseguir miles de votos si los partidos
les dan una fortuna de dinero. Penosamente, muchos se los dan.
A
la vuelta de la esquina, incumplen con su compromiso: los supuestos votos nunca
aparecen. Al parecer, estos “operadores” en realidad se roban el dinero. Luego,
no hay manera de reclamárselos. Este mito está particularmente presente en el
PRI. En esta ocasión, sus “generales de tierra” hicieron una operación de tal
magnitud que Meade sólo ganó en el 3.4% de todas las casillas instaladas. Ya me
imagino cuántos se forraron de lana.
Perdedores,
sin duda, son las múltiples “encuestas patito”. Me refiero a las robopolls, las
telefónicas, las de Facebook y las de Twitter. Sus patrocinadores trataron de
vender la idea de que eran lo nuevo, que las de vivienda eran unos dinosaurios
en proceso de extinción. Pamplinas. Sólo hicieron el ridículo.
También
perdieron todos los candidatos independientes. No ganó uno solo. Sin embargo,
Jaime Rodríguez consiguió el 5.1% de la votación nacional equivalente a dos
millones 339 mil votos.
De
acuerdo con las encuestas de salida, El Bronco tuvo un fuerte apoyo de los
jóvenes. No ganó, pero sí resulta preocupante que un payaso cerril con
estúpidas propuestas populistas de derecha haya obtenido tantos votos. Como ha
sucedido en otros países, esto puede convertirse en un peligroso “huevo de la
serpiente” para la democracia.
Termino
con un último perdedor: el modelo de comunicación política. En este artículo
sólo dejo constancia de su inutilidad e ineficacia prometiendo regresar a este
tema en el futuro.