Otro nuevo escándalo del gobierno de López Obrador

Leo Zuckermann
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Por: Leo Zuckermann.

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No bien está saliendo el presidente López Obrador del
escándalo de la Casa Gris (aunque falta transparentar y aclarar la relación de
su hijo José Ramón con el empresario Daniel Chávez de Vidanta), cuando empieza
a surgir otro posible caso que pondría en entredicho la honestidad de este
gobierno.

Me refiero al caso de un posible tráfico de
influencias y extorsión ejecutado desde la Consejería Jurídica que estaba a
cargo del hombre más fuerte de este gobierno durante la primera mitad del
sexenio, Julio Scherer, a quien el Presidente calificó como “un hermano”.

A continuación gloso el reporte de Arturo Ángel del 27
de febrero en el sitio Animal Político, que dirige Daniel Moreno.

En julio de 2019, la Fiscalía General de la República
(FGR) detuvo a Juan Collado, conocido abogado de varios políticos priistas,
entre ellos los expresidentes Salinas y Peña. Le dictaron prisión preventiva
por los presuntos delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada
relacionados con la venta fraudulenta de un terreno por el que obtuvo una
ganancia ilícita de 24 millones de pesos. Luego la Fiscalía le imputaría dos
cargos más de fraude y defraudación fiscal. Su proceso continúa mientras él se
encuentra detenido en el Reclusorio Norte.

Acusado por la FGR, Collado eventualmente solicitó
atenerse al criterio de oportunidad, es decir, se convirtió en testigo
protegido para desenmascarar un presunto “grupo delictivo organizado que, bajo
el amparo de las instituciones del Estado mexicano, crearon una red de
complicidad con el único beneficio de obtener beneficios económicos”.

Según Collado, cuatro abogados (Juan Araujo
Rivapalacio, César Omar González Hernández, Isaac Pérez Rodríguez y David Gómez
Arnau) presumían ser emisarios del consejero jurídico de la Presidencia, Julio
Scherer. Por tanto, tenían acceso a información anticipada y privilegiada del
gobierno federal, incluyendo la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), y del
Poder Judicial de la Federación.

Collado les creyó y entregó diez millones de pesos en
efectivo para que la UIF frenara una investigación y otro millón 386 mil
dólares para que lo liberaran del Reclusorio Norte, cosa que no ocurrió. Habrían
también acordado, para lograr su liberación, llegar a un “acuerdo reparatorio”
de dos mil millones de pesos. Y en un lance francamente escabroso que Collado
le vendiera a Julio César Villarreal Guajardo, dueño de Banco Afirme, muy
cercano al gobierno y amigo de Scherer, sus acciones de Caja Libertad a un
descuento considerable. “Libertad por libertad”, le habrían dicho estos
abogados que presumían representar a Scherer, el funcionario todopoderoso que
supuestamente controlaba el aparato de justicia en su totalidad.

De ser verdad, estaríamos frente a un posible caso de
tráfico de influencias y extorsión de Julio Scherer a través de los abogados
personeros arriba citados. Al parecer, Collado tiene pruebas de mensajes donde
le habrían filtrado, por ejemplo, un proyecto de resolución de amparo de un
tribunal que no había sesionado.

La Fiscalía ya procedió en contra de los abogados
personeros, pero extrañamente dejó fuera de las acusaciones a Scherer. Los
primeros niegan las imputaciones, el segundo no ha hablado. El que sí lo ha
hecho es su “hermano”, López Obrador, quien le recomendó a Collado llegar a un
acuerdo reparatorio con la Fiscalía en lugar de orquestar una campaña mediática
para golpear a su gobierno. López Obrador, en particular, criticó al periódico
Reforma que, al igual que Animal Político, dio cuenta de este caso. La típica
estrategia del Presidente de culpar a los medios en lugar de entrarle al fondo
del asunto.

Las preguntas son muchas. ¿Hay pruebas de que Scherer
efectivamente estaba detrás de esta red de abogados que prometían arreglar
casos jurídicos a cambio de dinero? ¿Dónde quedó el dinero que entregó Collado?
¿Cómo lo repartieron? ¿Recibió algo Scherer? ¿Sabía el Presidente de estas
maniobras de su consejero jurídico? ¿Por eso lo despidió? ¿Llegará el fiscal
Gertz Manero hasta las últimas consecuencias?

Para fortuna del Presidente, a diferencia de la Casa
Gris, éste no es un escándalo difícil de explicar. Además, ningún mexicano se
escandaliza de que abogados pidan dinero para liberar a sus clientes porque
tienen una “palanca” en el gobierno. Es pan nuestro de cada día. La diferencia,
en todo caso, es que esta red habría sido liderada por el hombre fuerte de un
Presidente que todos los días repite que ellos son diferentes de los gobernantes
del pasado. Un escándalo más para dudarlo.      

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