Por Yuriria Sierra
A Trump le hemos escuchado decir cualquier barbaridad. Ha aprovechado acontecimientos de suyo espantosos, como el tiroteo en el bar Pulse, en Orlando, para darle un lugar a su discurso de odio y discriminación. En su lógica, todo aquel con turbante es un musulmán terrorista y no debe tener oportunidad de ingreso a EU.
Así nos ha pintado que será su política exterior. De los mexicanos, ya todos sabemos cuál es su postura y los tantos riesgos que para nosotros representa su probable presidencia.
Lo que de plano no habíamos visto, y no porque no lo sospecháramos, es la fragilidad de su campaña, muy a pesar de que ya sea el candidato oficial. La falta de cabezas que sustenten esa idea de grandeza o de grandilocuencia que Trumppresume, aunque casi siempre ésta esté ausente. Para estas alturas, sus asesores deben seguir sin ponerse de acuerdo sobre lo que sucedió con lo que escuchó el mundo entero, esperando que el asunto se olvide.
Y es que, lástima para ellos, de la primera noche de la convención que se celebró en Cleveland, lo que pasó a la posteridad fue el plagio que Melania Trump, la posible (esperamos que no) próxima primera dama de EU, leyó como discurso inaugural. Una tras otra, frases que le escuchamos a Michelle Obama en 2008, ahora dichas en voz de la exmodelo. El pudor les alcanzó nada más para cambiar un par de palabras, pero en lo general era, exactamente, lo mismo, por lo que los tuiteros no repararon en adjudicarle también a Melania otras tantas frases dichas por personajes famosos a través de la historia: “Éste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad…”, “I have a dream..”, “Yes, we can…”, “All we need is love…”… bueno, hasta frases de canciones de Britney Spears. Y como corolario un impecable “Plagio ergo sum” (plagio, luego existo).
Lo desafortunado —dice Marc Bassets en El País— es que este vergonzoso episodio sirvió de distracción para que pasaran inadvertidos los varios mensajes de odio que se escucharon en el evento. Aunque, cierto es, tampoco es que éstos hayan sido sorpresa, porque los hemos escuchado desde hace meses, mismo tiempo en que hemos reflexionado sobre las terribles consecuencias que Donald Trump traería como presidente en países como el nuestro. Y/o que nadie se clavara en los intentos varios de los oradores del partido para desmarcarse de la retórica racista y xenófoba de su candidato.
Lo de Melania es más bien la confirmación de lo terrible de la campaña de su esposo, de lo irracional que resultan como posibilidad, de lo aberrante que se sugieren como personas y de lo absurdos que resultan a la mirada de una gran mayoría que los miramos absortos. Son gachos y copiones me decía alguien en Twitter y tiene razón, y lo de los memes es acaso una válvula de escape a la frustración que nos dice que, al menos, de aquí al día de la elección, en noviembre próximo, estos dos personajes seguirán siendo parte de la agenda informativa.
Así que sus asesores deberían, además de estarse poniendo de acuerdo entre que si fueron citas a las que se les olvidó poner comillas (como pasa mucho, dicen algunos que ya han estado acusados de lo mismo) o si fue un error que le costó el trabajo a alguien, ponerse a planear el control de daños para este osazo y preparar un nuevospeech para que Melania Trump se disculpe con quienes la escuchamos y con la misma Michelle Obama. Yo les sugiero un discurso donde incluyan la ahora ya muy famosa frase: “por eso, con toda humildad, les pido perdón…”. Ok, no.
