Se quedó en un cajón… Tras los labios que no se atrevieron a pronunciar esa palabra. Señalado con rosa en un calendario. En un intento torpe y tímido. Entre sábanas tibias. En la carta que no se echó, en el mensaje que nunca se envió. Envuelto en lágrimas. En la compañía de varias copas de más..
En el último día de agosto, aquí, allà…
Uno de ellos iba por la calle. Era el francés: sueño de arena y magia, promesa de sol y sal. Coincidiendo con otro: torpe como el más inocente de los muchachos, era de susurro y esperanza. Aquella tarde se cruzaron a un tercero, que fue una tercera, la blanca candidez de una promesa que jamás se prometió. Hablaron entre ellos..
La leyenda los hizo precisamente leyenda. Y héroes. Inmortales. Ajenos al mortal paso
del tiempo. Jóvenes, virginales y puros. Tan perfectos. No ser precisamente les hizo ser.
Dicen que habitan en una isla. Lejana. Azul, blanca y dorada. Es la isla donde cada “lo que pudo haber sido y no fue” juega con sus tardes, sus esencias y sus risas. Pudo haber sido todo, y se quedó siendo nada. Y en el suspense del momento, en la incógnita y en la incertidumbre, nació su grandeza. Es la isla de lo que vive en el alma.
Lo que pudo haber sido y no fue.. y por tanto siempre será sueño y los sueños sueños son y nunca será defecto. Siempre será belleza. Guardado cada uno en el corazón, con candor, con mimo.. como se guarda en la memoria el muletazo mago que Talavante le escribe al suelo mientras besa su toreo con arte y aroma a romero…
Lo que pudo haber sido y no fue… es hoy y será mañana y estará siendo siempre, y no envejece y no caduca y arranca nostalgia..
A grupo Albriux
A Juan Bautista, con un abrazo
A mi mago, eres el mejor
A mi maravillosa familia
A mi querido Luis. A Carlos
A Manuel
A mi cantante favorito
A cada persona echando de menos algo
A la esperanza
