La revista peninsular
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó
la semana pasada a la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma
constitucional para revertir los cambios que el gobierno del expresidente
Enrique Peña Nieto implementó en el sistema eléctrico nacional. El contenido de
esta iniciativa generó controversia pues, de acuerdo a expertos, implica graves
consecuencias para el país. Para poder aprobar la propuesta presidencial,
Morena necesitará el apoyo del PRI en las cámaras legislativas y este, a pesar
de su postura histórica e ideológica, se ha manifestado a favor de considerar
el proyecto.
La propuesta de López Obrador busca que la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) sea responsable del 54% del mercado eléctrico y
que el 46% restante les corresponda a empresas particulares; actualmente, las
empresas particulares son responsables del 62% de dicho mercado de acuerdo a
información del gobierno. De igual manera, el proyecto contempla la eliminación
de órganos reguladores como la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión
Reguladora de Energía. Entre las demás modificaciones señaladas en la
iniciativa, se plantea la derogación de contratos firmados con empresas
privadas para la generación de electricidad.
Esta iniciativa se podría interpretar como una contrarreforma
a la reforma energética de Enrique Peña Nieto pues pretende volver a
nacionalizar el mercado eléctrico mexicano luego de que la administración
anterior permitiera la participación de la Iniciativa Privada con el objetivo
de garantizar el abastecimiento energético en el país, bajar precios y fomentar
el uso de energías renovables para combatir el cambio climático. En su momento,
el gobierno de Peña Nieto logró consensuar la reforma energética entre las
principales fuerzas políticas del país mediante el Pacto por México, en el cual
participó el PRI, el PAN, el PRD y posteriormente el PVEM.
Las críticas no se hicieron esperar en contra de la
propuesta del presidente López Obrador. Expertos en la materia advirtieron que,
si se aprueba la reforma, el Estado no tendría la capacidad de satisfacer la
demanda eléctrica lo cual generaría más apagones, alza de precios y propiciaría
que se usen recursos de otros sectores como educación, salud o seguridad para
sostener a la CFE.
El Consejo Coordinador Empresarial señaló que la
iniciativa aumentaría los costos de generación de energía y causaría daños
irreversibles al Estado de Derecho mexicano, al medio ambiente, a las finanzas
públicas y a la competitividad del país. Por otro lado, el Instituto Mexicano
para la Competitividad observó que el proyecto daría preferencia a la CFE,
limitaría la participación de la Iniciativa Privada en el mercado eléctrico y
desmantelaría la estructura institucional dispuesta para regular el mercado.
Para que se apruebe esta controversial iniciativa,
Morena necesita el apoyo del PRI en las cámaras legislativas. Dado que se trata
de una reforma constitucional, se necesitan 2/3 del total de los legisladores
para su aprobación. En el caso del Congreso federal, el partido guinda y sus aliados
(PVEM y PT) suman 271 diputados lo cual significa que les faltan 63 para
obtener los 334 votos que representan el 2/3 de los 500 diputados y el PRI
cuenta con 70 representantes en ésta cámara.
El tricolor sorprendió a propios y extraños al
demostrar disposición para considerar el contenido de la reforma. Los
principales promotores de esta postura son el dirigente nacional del partido,
Alejandro Moreno, y del coordinador de la bancada priista en San Lázaro, Rubén
Moreira. También el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, ha expresado su
simpatía por el proyecto del presidente.
El primero, Alejandro Moreno, afirmó que la bancada
tricolor votaría en unidad, pero no dijo en qué sentido lo cual contrastó con
los posicionamientos del PAN, PRD, y MC quienes rechazaron la reforma desde un
inicio por ser, a su juicio, evidentemente contraproducente para el país. Ahora
bien, Rubén Moreira compartió opiniones a favor de la postura nacionalista que
promueve López Obrador en su iniciativa y reprochó que existan personas quienes
intentan evitar la discusión del tema. Por su parte, el gobernador oaxaqueño ha
insistido en que se le debe dar una oportunidad a la iniciativa del presidente.
Si bien, estas posturas parecen sensatas a primera
vista, causan sorpresa pues el contenido de la propuesta de López Obrador es
contrario a los principios ideológicos e históricos del PRI.
En sus documentos básicos, el PRI se presenta como
un partido que apoya la participación de la Iniciativa Privada en el mercado
energético, utiliza instituciones para dar estabilidad al país y fomenta las
energías renovables, mientras que la iniciativa del presidente Andrés Manuel
busca nacionalizar el mercado eléctrico, desmantelar las instituciones
regulatorias y dar prioridad a los combustibles fósiles sobre las energías
limpias.
Igualmente, la gran mayoría de quienes hoy están en
las cámaras legislativas representando al tricolor defendieron a capa y espada
la reforma energética de Enrique Peña Nieto en el sexenio pasado. Entonces,
votar por un proyecto el cual quiere revertir aquella reforma implica un acto
de suma incongruencia que seguramente acarreará costos políticos hacia el
interior del PRI.
No menos importante, el voto del Revolucionario
Institucional a favor de la actual reforma significaría el rompimiento
definitivo de la alianza Va por México integrada por el PAN, PRI y PRD pues el
objetivo de esta, tras las elecciones, fue contar con un frente sólido para
combatir propuestas contraproducentes para el país. Es ingenuo pensar que la
alianza podría sobrevivir si el PRI rompe con ésta en un tema tan trascendental
para el desarrollo nacional.
Lo anterior no significa que el PRI no deba forjar
alianzas con Morena. Su posición actual en el escenario político nacional le
obliga a buscar aliados para poder contar con espacios de poder en las
contiendas electorales. Sin embargo, el tricolor no puede dejar de procurar su
dignidad y reputación al concretar alianzas pues, de lo contrario, corre el
riesgo de desmoronarse internamente por falta de respaldo de su militancia.
Si el PRI vota a favor de la iniciativa
presidencial, el tamaño de la incongruencia sería tan grande que han surgido
dudas con respecto a los beneficios que busca la dirigencia con la probable
alianza con Morena pues no parece haber recompensa que justifique ignorar los
ideales y la historia del partido de tal forma. De hecho, existen algunos
cuadros dentro del tricolor los cuales han expresado su rechazo por la reforma
con contundencia, como Claudia Ruiz Massieu y Enrique de la Madrid.
Hay quienes sospechan que el dirigente nacional del
PRI y el coordinador en San Lázaro tienen como prioridad intereses personales y
no los intereses del partido. Esto se ilustra de mejor manera en el caso de
Alejandro Moreno ya que, con la entrada de Layda Sansores al gobierno de
Campeche, pudo haber quedado en una posición de vulnerabilidad ante Morena por
la información que tiene el partido guinda respecto a su gestión como
gobernador durante el sexenio anterior.
La reforma energética propuesta por el presidente
Andrés Manuel López Obrador ha dado mucho de qué hablar durante esta semana
pues analistas y expertos la consideran una iniciativa retrógrada cuyos
preceptos no son vigentes en el mundo globalizado actual. Morena ve en el PRI
la posibilidad de contar con los votos necesarios para aprobar su iniciativa y
éste no se ha mostrado renuente a apoyarla, al menos desde la dirigencia
nacional. Sin duda, este es un tema de gran relevancia pues definirá el futuro
del desarrollo nacional en cuanto al sector energético, económico y ambiental,
entre otros, además de que potencialmente reconfigurará el escenario político
de México.