El que tenga miedo que se quede en su casa

Jordy R. Abraham Martínez
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Por: Jordy R. Abraham
JordyAbraham@gmail.com / @JordyAbraham

El conformismo es uno de los mayores males que aqueja a la humanidad porque la inacción es enemiga del desarrollo social, la pasividad es responsable de que las oportunidades pasen de largo sin que sean abordadas.

Por naturaleza, los seres humanos muestran una tendencia a temer a aquello que les es desconocido. El tener certeza sobre lo que nos rodea nos causa satisfacción y tranquilidad. Es por ello que desde temprana edad nos sentimos vulnerables al caminar en la obscuridad, aunque más adelante se supere este miedo. La certidumbre del entorno nos genera una sensación de control que deseamos y procuramos.

Ahora bien, no es posible predecir las circunstancias ni dominar todas las variables que tienen impacto sobre nosotros. Aquí es donde las personas nos vemos obligadas a enfrentar situaciones imprevistas de las cuales debemos salir avante. Esto es inevitable y, de hecho, la capacidad de cada individuo por hacer frentes a las adversidades es la clave del éxito así como de la plenitud.

Nuevamente, el estado de confort anhelado es el que nos hace resistentes al cambio, sin poder percatarnos de que cada reto representa una oportunidad única. Por supuesto que se requiere de equilibrio mental para lidiar con los problemas de manera adecuada, pero el aprendizaje obtenido siempre es valioso. La sabiduría no es más que la acumulación de la experiencia.

Quienes huyen de los retos están destinados al olvido. El conformismo es uno de los mayores males que aqueja a la humanidad porque la inacción es enemiga del desarrollo social. La pasividad es responsable de que las oportunidades pasen de largo sin que sean abordadas. Las personas activas constantemente buscan encontrar soluciones donde otros solo ven crisis y pretenden ser la luz en ambientes donde solo parece haber obscuridad.

El que realmente quiere lograr algo, encontrará el modo de hacerlo; el que no tiene convicción suficiente, siempre hallará un pretexto para posponerlo. La actitud es una pequeña cosa que puede ser la radical diferencia entre fracaso y victoria. Asumir los retos que la vida trae consigo es una signatura para los decididos a ser agentes de transformación positiva para sus comunidades.

Un antiguo dicho popular aseguraba que los cobardes no debían ir a la guerra porque su contribución sería insuficiente y su desenlace fatal. De la misma forma, es necesario contar con mujeres y hombres dispuestos a dar todo de sí para lograr los objetivos trazados. Con completa valentía es factible llevar a cabo las tareas más arduas y luchar por aquellos ideales impresos en las conciencias con el propósito de que prevalezcan.

La determinación es un mandato cuando las expectativas son altas. La perseverancia es la única vía para conseguir aquello que parece imposible. Sin prisa, pero sin pausa. Con coraje y siempre de la mano de los principios, se dejan atrás las barreras propias del miedo y la frustración. Los retos esperan para ser tomados por quienes se atrevan a sobresalir entre sus pares.

No perdamos el entusiasmo de recorrer el camino hacia nuestras metas. Siempre es buen momento para comenzar a construir el futuro. Las ideas pueden generar la diferencia, pero solo si se materializan a través del esfuerzo y el trabajo. Un auténtico líder es un apasionado de los retos. Seamos líderes propositivos que sumen a las causas justas.

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