El pulso por la frontera

Jorge Fernández Menéndez
Jorge Fernández Menéndez
Sígueme en redes sociales:

Por Jorge Fernández Menéndez

La agenda de la relación México-Estados Unidos es casi inabarcable, pero hoy pasa por tres grandes temas: la migración y la frontera, la seguridad y la energía. Esta semana, la administración Biden anunció que la frontera seguirá cerrada, por lo menos, hasta el 21 de agosto próximo, van ya 17 meses.

No fue suficiente el incremento de la vacunación en nuestro lado de la frontera, que es muy disparejo aún, pero que hubiera permitido abrir, aunque sea, espacios muy específicos, como la frontera Tijuana-San Diego, sobre todo el paso por el túnel que comunica ambos aeropuertos, que es prácticamente parte de una conexión aérea.

No se abrió porque la frontera, más allá del temor existente por el nuevo pico de contagios en nuestro país, termina siendo el gran factor de negociación en el pulso que están jugando México y Estados Unidos. La única carta real de negociación que tiene México con nuestros principales socios comerciales es la migración, ya ni siquiera la migración mexicana, que ha aumentado en los últimos meses, pero que, en términos macro, ya no es significativa, sino la de centroamericanos y otros países, incluyendo ahora Haití, que cruzan por millas por territorio mexicano hacia la Unión Americana.

La administración Biden se encuentra atrapada en su propio discurso sobre el tema: quiere liberalizar las normas migratorias de Trump y quiere también legalizar a once millones de migrantes indocumentados (porque lo que quiere Biden, en realidad, es ampliar la banda de electores y hacerla más cercana a lo que es la Unión Americana real: multirracial, multicultural, multilingüe), al mismo tiempo que que mantener una actitud de protección tiene cierre de fronteras a la migración.

Porque la migración ilegal es el único gran capítulo que unifica a todos los grupos republicanos, desde los más moderados hasta los radicales trumpianos. Y en el 2022, sin que pueda realizar aún la reforma migratoria propuesta, el tema migratorio puede ser decisivo en las elecciones intermedias. Hay que recordar cómo, a los seis meses de haber asumido el poder, el impulso inicial de Biden se ha ido diluyendo en muchas áreas, porque simplemente los republicanos le han bloqueado todas las iniciativas posibles.

México puede jugar con la carta migratoria, puede
mostrar mayor o menor cooperación en ese tema clave para la Casa Blanca. Por
supuesto que no se puede llegar a los extremos, ni de cerrar la migración a
piedra y lodo, simplemente porque no es posible, nuestra frontera sur apenas si
puede ejercer algún tipo de control real sobre los migrantes, pero tampoco se
puede, como se hizo al inicio del sexenio, abrir plenamente las puertas, sin
control alguno. No se trata sólo de la relación con Estados Unidos, sino
también de nuestra propia seguridad nacional, y pocas cosas al respecto son más
importantes que tener un control de las fronteras y la entrada de gente al
país.

En ese pulso en torno a la frontera y la migración,
se juega mucho de la relación bilateral, sobre todo porque desde hace años
Estados Unidos no tiene una política para América Latina y el Caribe.
Prácticamente desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, hace ya 20
años, que Washington se centró en el terrorismo, Al Qaeda, Afganistán y Oriente
Medio, y se desatendió de la región, incluyendo buena parte de la lucha
antinarcóticos, fuera y dentro de su propio país. Recomponer esas relaciones
requerirá de un enorme esfuerzo, pero, también en ello, México puede ser un
instrumento útil.

En el tema de seguridad no es ningún secreto, aquí
lo hemos abordado y mucho, que no tenemos, como país, una estrategia de largo
plazo y la misma se está tornando inmanejable en algunas regiones del país.
Pero tengamos claro que Estados Unidos tampoco colabora en ello, incluso dentro
de su mercado interno. El dato de las 90 mil muertes por sobredosis de opiáceos
en Estados Unidos, el año pasado, es terrible. Y muchas de esas muertes
provienen del fentanilo ilegal procedente de México (y también de Canadá), pero
una cantidad mayor de esas muertes es causada por opioides legales. Tan es así
que se está a punto de llegar a un acuerdo con un gran laboratorio y tres
distribuidoras de medicinas para que paguen una suerte de indemnización por los
gastos de salud ocasionados por los opioides legales —vendidos y promocionados
en forma masiva e irracional— de 26 mil millones de dólares.

Pero, más allá de eso, hay que insistir en que aquí no hemos desmantelado las redes del tráfico de fentanilo y otras sustancias a Estados Unidos ni tampoco detenido a los principales capos, pero en la Unión Americana tampoco lo han hecho. No sabemos de golpes que hayan permitido romper esas redes y detener a los grandes capos locales. Cada tanto hay redadas, pero no deben ser tan eficientes si el tráfico aumenta, así como lo hacen las muertes. Asumir que las redes de tráfico y de corrupción, para armas, drogas, dinero y muchos otros productos, operan en los dos países es parte de ese pulso bilateral.

El tema energético es otra historia. Ya lo hemos abordado, da para mucho más, y en él estamos cometiendo un error estratégico que será muy costoso subsanar.

 

Jorge Fernández Menéndez
Jorge Fernández Menéndez
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último