Por Max Cortázar
Pocos momentos tan delicados para el país, como lo será 2017, a las debilidades estructurales que no hemos logrado superar en el tiempo, se suman cambios radicales de liderazgo en la arena internacional.
Esta suma de factores podría desencadenar una tormenta perfecta, para nuestras aspiraciones colectivas de construir mejores condiciones para el crecimiento económico y el desarrollo social. Por ello, en el corto plazo estaremos obligados a desplegar el más amplio esfuerzo social, con el fin de atenuar los efectos negativos marcados por la volatilidad e incertidumbre del entorno.
Los aumentos en el precio de las gasolinas y el desabasto observado en varios estados del país son el botón de muestra de los grandes retos para asegurar un crecimiento nacional sostenido. Por un lado, cuando la gasolina sube de precio, amenaza la meta inflacionaria que se había planteado. Recordemos que la gasolina es insumo del transporte de múltiples productos de la canasta de consumo. En los hechos cotidianos representa una limitante al bienestar de las familias. Esto se agrava para las familias con menores recursos, quienes por ejemplo verán mermada su capacidad de compra con incrementos en el precio del transporte público y de los productos básicos. Esta situación exige soluciones más creativas, que simplemente trasladar el pago de costos de los hidrocarburos a la sociedad por una vía impositiva general o asociada al propio consumo de la gasolina. Aquí los tres órdenes de gobierno y el sector privado tienen una gran tarea que cumplir para proteger la economía popular.
Además, los registros de desabasto comprueban que los beneficios de las reformas estructurales escapan a un simple cambio legal. Requieren de un compromiso decidido con hacer valer la ley. Necesitamos establecer incentivos para la generación de la infraestructura necesaria y, de una vez por todas, tenemos que volver a Pemex más eficiente en el desarrollo de sus operaciones. Todos estos factores se encuentran sin la consolidación adecuada, en un contexto de restringidos márgenes de maniobra. Por otro lado, el nivel de deuda pública se encuentra por arriba del 50% del PIB. Esta palanca significa una restricción aún mayor en los márgenes de maniobra que tenemos como país. El incremento previsto en las tasas de interés limitará el dinamismo del mercado interno e impedirá mejorar el patrimonio de las familias. Además, no debemos olvidar que el gobierno entrante de EU ha exigido revisar los términos de la política comercial y migratoria con México. Este elemento impulsado por el Presidente electo, Donald Trump, ha inyectado dosis de incertidumbre a las decisiones de inversión. Posponer estas decisiones impide que se generen mayores oportunidades de empleo y comercio. Contexto económico adverso que además de amenazar el bienestar de las familias, también obstaculiza a las autoridades generar mejores condiciones que permitan reducir la actividad delictiva del orden común y, en consecuencia, acelerar la recuperación hacia espacios más seguros.
Éste es el entorno en el que, en 2017, también se enfrentarán las fuerzas políticas en Nayarit, Coahuila y, especialmente, en el Estado de México. Entidades federativas que renovarán gubernaturas y serán antesala de la elección presidencial del próximo año. Los mexicanos que habitan alguno de los tres estados, al igual que lo hará todo el país en la elección federal, se enfrentarán a dos alternativas. Por un lado, habrá una opción responsable. Por el otro, el populismo irresponsable. Será interesante observar el desempeño electoral de Morena frente al descontento social existente. Sin embargo, el PAN tiene posibilidades de ser la alternativa responsable para responder al descontento. La oportunidad de ganar Nayarit y Coahuila, fortalecería al partido y lo acercaría a su objetivo de regresar a Los Pinos. Las elecciones del año pasado nos mostraron que los electores han castigado los malos gobiernos, favoreciendo, en la mayor parte de los casos, a los candidatos de AN. El reto será demostrar capacidad para mantener y fortalecer la unidad interna. En ese contexto pareciera que la primera decisión que habrá de tomarse será el método que garantice un piso parejo para todos aquellos quienes deseen competir por un cargo de elección popular. En este tema, las elecciones de este año sentarán precedente para 2018. Ante los retos internos y ante el contexto externo en el que se debate el país, las opciones de solución adquieren cada vez mayor relevancia. Lo que es claro para México es que sólo habrá dos opciones: la alternativa responsable del PAN o el populismo irresponsable de Morena.