Educación Cívica Compleja, Necesaria, Posible, Andando…

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez *

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Hace unos minutos cerramos intensamente la quinta de seis mesas dedicadas a conversar sobre las forma de Fortalecer a la Ciudadanía en todo México, esto en el marco del XI Encuentro Nacional de Educación Cívica que organiza, como desde hace 6 años ya, la Red Cívica Mx, y en este caso con la generosa y profesional anfitrionía y coordinación del Instituto Electoral del Estado de México, personificada en personas tan valiosas como Sandra López Bringas y Liliana Martínez Garnica.

El tema de esta mesa fue La Educación Cívica y el Desarrollo Social, ¿Así o más complejo, importante, urgente y deseable? Claro, caben aquí libros, exposiciones y debates interminables sobre temas tan diversos y profundos como democracia, sociedad, economía, comunidad, educación en general, política, legislación… y aspectos procedimentales, cada uno digno de un manual, como planes, programas, indicadores, alianzas, presupuestación, administración, interdisciplina, funciones institucionales, digitalización, y elementos de contexto y ponderaciones como posmodernidad, intereses, moda, segmentación, incidencia, sexenios; y muchos más. Y para cada tema diversas acepciones, puntos de vista y niveles de comprensión…

Elijo que empecemos por la GENTE. Sí es más amplio y complejo, pero tiene el mayor sentido y no nos debe ser tan lejano si partimos de que somos eso, gente. Sé que se nos suele olvidar o difuminar con las prisas del día a día, con la cantidad infernal de ruido alrededor, con los distractores tan atractivos, con las exigencias del trabajo, con los medios bombardeando, pero lo somos, y, como antes he expresado, un momento de conciencia puede hacer una gran diferencia; y cualquier momento de conciencia pasa por el básico recuperarnos como personas.

Así nació la Red Cívica Mx, cuando un conjunto pequeño de funcionarios/as de 20 estados acudimos al llamado de Jazmín Escoto para un foro sobre educación cívica, y ya estando allí, en unas horas visualizamos tantas circunstancias y necesidades en común, que dejamos la armadura y nos comunicamos como gente que le interesa hacer algo al respecto y movilizar las estructuras que limitan el tema. 6 meses después ya fue un Encuentro y en adelante una poderosa Red de personas que se afilian a dos características necesarias para hacer algo real en el tema, ser Utopistas y Persistentes. Y es lo que seis años después nos mantiene en foco y participando aunque gradualmente vayamos cambiando de casaca ocupacional.

Ser Utopista quiere decir ser capaz de visualizar, anticipar, proyectar una forma en que deben empezar a ocurrir las cosas para que cada interacción de la gente nutra su potencial humano, es decir, ser más humano en cada acto; es la forma activa y focalizada, razonable a la vez que inspirada e inspiradora, de lo que Tomás Moro aprovecha a llamar Utopía; ese estado-lugar en el que cada habitante en su diario hacer hace por los demás y en ello cada cual se va haciendo mejor ser humano. Lugar que no existe, de allí sale el nombre, la U es negación y el topos lugar. Y como no existe, quien es utopista la construye, para que un día exista y, por que no si hoy todo se vale, se llame así.

Persistente viene de Per que es la forma completa de algo, como lo Per-Fecto es la forma completa de hacer (facere) aquello que tiene esa cualidad, nada le falta; y de Sistere, que se refiere a tomar posición definida y firme. Ser Persistente implica entonces plantearse en el lugar correcto, con firmeza, hasta asegurar que suceda lo que debe suceder. Y entonces moverse, al siguiente punto en el que debe ocurrir algo más. A diferencia del terco/a que no se mueve, sin mayor razón, quien persiste lo hace cuando ya estamos listos/as para el siguiente avance, pero antes no.

Si una persona, en el tema de su interés, visualiza como Utopista y actúa como Persistente construirá la forma que hoy no existe, pero que es la que considera que debe ser. Las otras opciones son soñar, lamentar, quejarse, culpar, esperar, desear, discutir, destruir, desdeñar… Ojo, estoy refiriéndome a aquello que realmente le interese a cada cual, que, por supuesto, es válido que sea diferente persona a persona, pero seguramente hallaremos coincidencias y es allí donde tiene sentido conectarse en RED para participar en conjunto de puntos de unión, que es lo que en esencia significa la palabra interés, conexión, lo que nos es común, nos relaciona.

Mi planteamiento para el tema parte de asumir que la Ciudadanía, cada persona y en conjunto, está llamada a ser quien decida lo que es importante y cómo resolverlo cuando comparten el espacio comunitario o nacional; las personas que piden ser gobernantes o representantes públicos tienen que asumirse empleados/as, generalmente muy bien pagados, que están allí por la decisión de la gente y con la obligación de darle resultados de bienestar y desarrollo al usar nuestros recursos públicos. Y, por tanto, las instituciones electorales estatales están llamadas a ser Órganos Autónomos para la Democracia Estatal (OADE), como en artículo previo he descrito, para clarificar en lo cotidiano que las elecciones son sólo un momento del proceso amplio, diverso y poderoso que debe ser la Participación Ciudadana y que la plataforma donde esto ocurre es la Educación Cívica entendida como ahora describiré. Gente que atienda a gente para que se perciba ciudadana y poderosa para tomar decisiones públicas y asegurar que se cumpla esa voluntad en las cosas que verdaderamente le importan.

El reto que nos impusimos en este Encuentro fue identificar 1 o 6 o más planteamientos concretos que puedan aterrizarse a programas interinstitucionales que al cabo de unos meses puedan tener repercusión en diversos o todos los estados de nuestro México, de una manera evidente para la ciudadanía en pro de la pretendida Educación Cívica. Hay muchas posibles, pero estar compartiendo una nos podrá encauzar a acelerar el proceso y elevar el impacto que desde hace mucho tiempo diversas agencias vienen intentando o avanzando.

La Educación Cívica ha de concebirse como educación, primero, es decir un proceso de largo y complejo andar a través de vías diversas para hacer surgir de la conciencia de la persona su capacidad para su mejor desempeño en su forma de relacionarse y funcionar en su hacer; no es, repito, no es dar pláticas, publicar información, hacer un sitio web, una campaña en Facebook, premiar un concurso, escribir un buen discurso o acuerdo gubernamental, ni siquiera hacer una reforma legal o abrir una oficina dentro de un instituto. Cada uno de estos elementos puede servir más o menos, pero la concepción de la educación tiene que ser en función de los procesos de aprendizaje, el desarrollo humano, las capacidades y los intereses de los aprendices y del ejemplo y las competencias didácticas de los formadores y de las oportunidades y contextos que brinden las instituciones con facultades y recursos para hacerlo, pero sobre todo con experiencias empíricas y retroalimentación de quienes acompañan ese proceso de aprendizaje.

Y vista así, entonces ya podemos enfocarla en lo Cívico, que ha de concebirse, a su vez, como el fortalecimiento de actitudes y la ejecución de competencias enfocadas a que la persona se involucre con su entorno, su comunidad, su espacio público, y lo conciba como propio, se conciba parte, dueño y responsable, a la vez que lo visualice la reciprocidad entre derechos y responsabilidades, entre su persona y la colectividad, entre lo que aporta y las condiciones en las que vive y convive. NO es saberse el himno, acudir a votar, asistir a eventos que les convoque una institución, publicar comentarios o manitas en redes electrónicas o repetir frases bonitas de lo que todos debemos hacer, aunque no actúe en ese sentido, ni desaprobar lo que hacen los/as políticos o afiliarse a un partido. Todo lo anterior puede servir, pero está muy lejos de llenar la naturaleza de ser ciudadano/a.

Como propuesta concreta de la Mesa surgió impulsar que en cada instituto electoral haya una oficina, pero sobre todo una persona o más que se encarguen de vincular lo que se hace con organizaciones, pero sobre todo con ciudadanos/as que vayan siendo partícipes, colaboradores y promotores de las acciones que ayudan a una formación cívica alineada con lo antes dicho. Y, ya en el camino de la utopía, empezar a abrir la ruta para que aseguren las competencias formativas de quienes están a cargo de hacer la educación cívica desde las instituciones, para que a la vez se establezca una ruta de formación efectiva de competencias cívicas que se pueda aplicar y reflejar en cambios en cada vez más espacios ciudadanos en todo México.

Suena bien… es complejo… no tiene porque ser imposible… pero hay que hacerlo. Muchas de las personas con las que tratamos son funcionarios/as y tienen obligaciones y recursos al respecto. Pero finalmente lo que cuenta es la cantidad de gente que se asuma parte de algo así, en primera persona, sean del singular o del plural.

Termino este comentario dejando a la vista que el riesgo y la oportunidad, sí, a la vez, se llama INSTITUCIONALIZACIÓN. Es un fenómeno que en su cara negativa lleva a que quien entra a un instituto o rol público 1. pronto se conforma con la forma en que allí se hacen las cosas, creyendo que así se tienen que hacer, 2. tarde o temprano encuentre que son otros (compañeros, jefes, dependencias, grupos) quienes tienen que hacer algo ´para que pueda haber cambios, y no pasa, “los demás no cumplen”, y 3. Cuando se deciden a hacer algo grande su meta sea: inventar el hilo negro y luego lucir que está picando piedra y creando algo a lo que lamentablemente no tendrá tiempo de verle los frutos reales y se conforme con presentarlo o poner la primera piedra.

Pero la otra cara, la positiva, de la institucionalización es la oportunidad de tomar el camino correcto. Esa cara en la que 1. Se cierra el discurso y el protagonismo, para adoptar un modelo de cómo es viable hacer un cambio social relevante, tomando lo que hay y construyendo sobre ello, con ciencia y conciencia, 2. Se enfocan objetivos, pero se traza la ruta para alcanzarlos transversalmente, en el tiempo, a través de agencias diversas de la comunidad, convenciendo e involucrando a todas las instituciones que tienen funciones y recursos para ello y compartiendo avances y recursos con instituciones de los demás estados, y 3. Definiendo y cumpliendo un seguimiento del proceso por parte de diversas miradas, con indicadores y compromisos crecientes.

Un poco del por dónde ir delineando la Utopía en este tema complejo, necesario, pero posible y en el que muchas personas ya están andando. La propuesta es compartir lo que hacemos, pues probablemente iremos más rápido y a mejor puerto, si tenemos la persistencia que se requiere. Sigue siendo válido lo que “El Viejo decía…” si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría. Se hace camino al andar…

Jorge Valladares Sánchez
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