La militancia de Acción Nacional comienza a ser convocada a elegir, de manera directa, nuevas dirigencias en 17 estados del país, un escenario más que envidiable si de potenciar una eventual candidatura se trata.
Por Enrique Aranda
Lo dicho: todo cuanto ocurre ahora al interior de los diferentes partidos, de todos, refiere, involucra y/o suma o resta en apoyo a uno u otro de quienes, con la mira puesta en el (cada vez más) próximo 2018, confían en hacerse con la candidatura presidencial de sus respectivas formaciones… sin importar siquiera que lo anterior se explicite o no pues, a decir de los directos involucrados, lo verdaderamente relevante es que, a nivel social, y más aún entre la militancia, quede claro que miprecandidato ganó y su(s) contrincante(s) perdieron, sólo eso.
El asunto viene a cuenta luego que, dos meses escasos después de conocerse los (sorpresivos) resultados de los comicios del 5 de junio, la militancia de Acción Nacional comienza a ser convocada —“o lo será pronto…”— a elegir, de manera directa, nuevas dirigencias en 17 estados del país, un escenario más que envidiable si de potenciar una eventual candidatura se trata o, en su caso, si el objetivo no es otro que posicionar alguna de las fuerzas/corrientes locales sobre el resto.
La confrontación en este marco, entonces, parece inevitable pues, diría alguno, “lo que está en juego es la estructura de dirección del (otrora) partido de las derechas que, en mayor o menor medida, influirá en la definición de quién habrá de representarlo en la sucesión de Enrique Peña Nieto en la que, a la vista lo ocurrido en los pasados comicios, el PAN aspira volver a la residencia oficial de Los Pinos”, igual con Margarita Zavala Gómez del Campo (la más adelantada entre sus precandidatos), que con Rafael Moreno Valle (gobernador de Puebla, que con el triunfo en su estado en junio cobró nueva fuerza) o, sin duda, con el (ahora)empoderado dirigente en turno, Ricardo Anaya que, de manera más que clara, se beneficia de victorias que ni en su entorno más cercano se veían posibles.
Ejemplo de lo anterior lo constituyen ya la elección de un nuevo Comité Directivo Estatal (CDE) en Sonora, el pasado fin de semana o, el próximo en Campeche donde, en el primero de los casos, David Galván, identificado con el empoderado y su alfil (sonorense) Damián Zepeda, se proclamó ganador en medio de imputaciones del morenovallista Adrián Espinosa por haber recibido apoyo de la dirigencia nacional o, en la contraparte, en la entidad del sureste, donde el senador ahora con licencia Jorge Luis Pashita Lavalle, es acusado por presuntamente formar en las filas del poblano, en la puja por el control de la dirigencia estatal.
Todo, por no citar lo que se espera ocurra en Oaxaca donde, aun sin que haya sido publicada la convocatoria respectiva a elegir una nueva dirigencia estatal, ya candidatos identificados con los primeros —Natividad Díaz, coordinadora de la bancada local blanquiazul— o con el segundo y su operador en la entidad, Diódoro Carrasco, José Manuel Vázquez, intercambian toda suerte de acusaciones de manera pública.
Si a todo lo anterior agregamos la incuestionable puja que, como destacamos aquí —AN: juvenil y candidatura…, 03/08/16—, derivará de la elección de una nueva dirigencia nacional juvenil, más la inminente elección de quien habrá de encabezar, en representación de Acción Nacional, la mesa directiva de San Lázaro a partir de septiembre, el panorama a futuro ofrece más interrogantes que certezas y, también, roces, jaloneos y confrontaciones…
ASTERISCOS
* Si bien a no pocos sorprendió su presencia en el lugar, lo cierto es que los más de los asistentes consideraron lógica, explicable, y hasta aplaudieron el arribo y participación de Alejandro Solalinde y Miguel Concha Malo, sacerdotes católicos, en el denominado Foro por una Educación Alternativa realizado en la capital del país por los vándalos de la impresentable Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). ¡Sólo faltó el (aún) obispo Raúl Vera López!, destacaría alguno…
Twitter: @EnriqueArandaP