Sobran los motivos, por: Jordy R. Abraham.
JordyAbraham@gmail.com / @JordyAbraham
Se dice que una
nueva revolución industrial está en puerta. La década que viene será el
escenario en el cual se llegue al auge tecnológico que transformará la forma de
hacer negocios y cambiarán muchos aspectos de la vida cotidiana que conocemos
hoy en día. Si bien los últimos decenios se han caracterizado por un boom de
las plataformas digitales y el acceso a la información, los 2020s prometen ser
un impulsor importante para la inteligencia artificial llevada a un nuevo
plano. Así, el gran éxito del internet y las redes sociales habrá fungido como
un mero antecedente para la verdadera revolución que se avecina.
Ya son cuantiosas
las universidades que han previsto este cambio y se han apresurado a
implementar esquemas de aprendizaje en los que haya una elevada dosis de
estímulo hacia el emprendimiento y la innovación. También hemos visto como
algunos países han optado por invertir en el rubro de la ciencia y la
investigación tecnológica con avances relevantes que los colocan como referentes
en esta materia. El panorama nos hace esperar oportunidades y, a su vez, retos
a tomar en consideración. Los cambios disruptivos son así, traen consigo puntos
positivos, aunque generan un desequilibrio natural que debe ser atendido.
El fenómeno de la
cuarta revolución generaría un gradual proceso de automatización en diversos
sectores industriales. En este sentido, la robótica juega un papel fundamental
de la mano de la inteligencia artificial. Como resultado, habrá algunos empleos
que se perderán, pues ya no será necesario que un ser humano haga trabajos
específicos que puedan ser hechos por máquinas. Incluso en la actualidad ya es
posible ver estos efectos, por ejemplo, en el campo de la industria automotriz.
El mundo cambia y
la globalización ha impactado de modo favorable en los avances tecnológicos.
Además, hay mujeres y hombres visionarios que están decididos a trabajar para
adelantar el futuro y así poder disfrutar de los beneficios de la tecnología en
cuestión de unos pocos años. Muestra de ello es Elon Musk, dueño de Tesla, una
empresa con sede en los Estados Unidos que se encuentra experimentando con
vehículos automotrices para que estos puedan conducirse por sí solos y sin la
ayuda de una persona al mando. La ciencia no deja de sorprendernos, pero es
indispensable recordar que la responsabilidad y la ética deben estar presentes
en todo momento. Sin desarrollo sustentable no hay auténtico progreso.
Las nuevas
generaciones tienen ante sí una oportunidad única. Los jóvenes deben estar al
tanto de las coyunturas que enfrentarán en los próximos años, de tal suerte que
les sea posible prepararse para superar los retos. La inteligencia artificial
nunca sustituirá al talento humano, porque hay ciertas cosas que un robot
simplemente no puede hacer. La sensibilidad, la empatía y la negociación son
dotes propios de las personas que difícilmente podrán llevarse a cabo por
máquinas. Por tanto, dependerá de cada individuo el invertir en su formación
con empeño, así como desarrollar las habilidades del liderazgo. En el mismo
sentido, siempre debemos recordar que la determinación y la perseverancia nos
acercarán a cualquier objetivo que nos tracemos. El futuro pinta bien para
quienes cuenten con el carácter necesario para triunfar a pesar de las
adversidades.