Por Francisco López Vargas
Dice Luis Correa Mena que el alcalde de Mérida, Mauricio Vila, no es un candidato viable para competir por la gubernatura.
En una entrevista para un programa que conduce Efrén Maldonado, Correa señala que para él, Renán Barrera es mejor candidato que si bien está abajo en la percepción puede ser más combativo en temas en los que el actual alcalde ni siquiera se involucra.
Admite que el posicionamiento de Renán está varios puntos abajo del de Vila, pero en “el ring creo que puede ser más combativo Renán que Mauricio, incluso en el tono que usan para hablar por el que Renán se mete en problemas mientras que Mauricio no se mete en ninguno”.
Asegura que si es la mejor carta para el PAN en la próxima elección, pues el partido tiene un problema porque Vila no es un candidato estructurado. No tiene presencia en Mérida y menos en el interior del Estado.
Para el ex alcalde de Mérida, el edil meridano “su percepción es de publicidad, de circunstancia. Es el alcalde de un gran aparato de publicidad, con medios que hablan favorablemente de él porque los maicea pero que no tiene una presencia sólida ni entre la militancia ni entre la ciudad y menos en el interior del Estado donde el PAN no tiene una estructura fuerte para competir”.
Las declaraciones de Correa Mena sacan a relucir un tema en el que muchos politólogos encuentran conflictos por la decisión que tomará el PAN para elegir a su candidato a la gubernatura.
Debe elegirse a un candidato inflado por la publicidad y con un gran aparato mediático que le permite estar presente en los medios sin que haya una labor destacada en el ayuntamiento o privilegiarse a otro que sea más combativo y que esté dispuesto a señalar las diferencias que tendría un gobierno de Acción Nacional y uno priista.
La realidad es que hoy el ayuntamiento de Mérida pareciera vivir un amasiato completo con el gobierno estatal. La población, aunque desea que haya colaboración entre ambos, se queja porque los regidores del PRI pareciera han recibido la consigna de no hablar, de no señalar lo que el ayuntamiento hace mal o deja de hacer y en el PAN estatal se hace una muy mala labor de oposición. Ese silencio mutuo evita que los ciudadanos puedan contrastar ambas gestiones, que puedan definir si el PRI o el PAN hacen mejor obra de gobierno.
En el Congreso, los panistas no usan los temas nodales, acuerdan y aprueban sin señalar sus diferencias con las propuestas del Ejecutivo y el PRI y aunque hay tibias argumentaciones en contra, el resultad es que pareciera van tomados de la mano.
Vila, según dicen, ha desplegado una serie de acuerdos con los medios para publicitarlo, pero no tiene ni un empacho en amenazar –siempre usando a terceras personas- a los propietarios de los medios para lograr que no sólo no lo censuren o critiquen su gestión sino que los intimida con no validarles permisos ni autorizaciones municipales además de levantarles el “convenio”. El alcalde usa su cargo para amedrentar a quienes no son afines a sus intereses.
En el caso de Renán Barrera quizá su mayor debilidad sea precisamente lo que él usa como su fortaleza: su lucha por el alumbrado público y cómo lo hizo Angélica Araujo pero ese tema ya le explotó en la cara no sólo a él sino también al Ayuntamiento con Vila como alcalde.
La presencia del PAN en el interior del Estado siempre ha sido el talón de Aquiles de ese partido y radica ahí precisamente la posibilidad de ganar una elección y eso lo saben los priistas, pero también están consientes de que la elección de 2018 será un parteaguas para ellos porque no sólo se probarán a ellos mismos si hicieron una labor positiva para la población o si, como se prevé, perderán irremisiblemente las elecciones federales, las locales tendrán una baja y las municipales serán muy competidas.
En Yucatán no pueden cantar victoria nadie de los involucrados en los comicios porque las sorpresas estarán a la orden del día, sobre todo porque aquí la oposición de izquierda no se manifiesta pero si gana ayuntamientos y posiciones.
La oposición real en la entidad es un panismo que, también se verá, habrá de crecer de la mano de sus aliados del Frente Opositor o si el tricolor podrá hacerles perder lo que sería la joya de la corona de estos comicios: la gubernatura y con ello retener el gobierno local.
La gran incógnita será si los partidos pequeños, esos que no tiene una presencia relevante en la entidad alcanzan a unos y a otros para lograr ese triunfo y esa alternancia.
