Reflexiones en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos.
carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos
En el mundo de la religión están lo que
señalan como pecados capitales, y allí destaca la Soberbia. Según lo que se
encuentra en los libros escritos sobre el tema, la soberbia es el fin de los
grandes dictadores, guerreros, gobiernos, civilizaciones, como quien dice, es
la receta para desaparecer.
Hay signos de soberbia muy claros, como
el pensar que por su boca solo sale la verdad, lo único creíble, su palabra es
la razón y la justicia única.
Y esto al principio causa risa, burla,
y a veces hasta respeto, miedo y admiración de los súbditos que la padecen,
pero cuando sus disposiciones empiezan a lastimar a quienes la sufren y si es
un gobernante, cree que puede hacer lo que le dé la gana y que tiene tanto
poder que le van a aplaudir sus actos y de pronto cuando más cree que es
inmortal, sufre el rechazo popular y muchas veces no lo soporta y muere,
desaparece.
Van a empezar las campañas y nadie de
los personajes principales está exento de padecer este pecado capital y de esto
sus principales colaboradores y personas más cercanas deben cuidarlo, estar muy
pendientes y recordarle que es un ser humano y es mortal.
En lo personal creo que el candidato
del PRI es el más preparado para gobernar. La maquinaria del PRI todavía no se
emociona con su candidato José Antonio Meade y esto es el principal combustible
para que funcione esa maquinaria tan eficiente que es la estructura del PRI.
Así lo reflejan las diferentes encuestas levantadas hasta la fecha.
Seguramente al reinicio de las campañas
se verá el avance de los contactos entre el candidato y las estructuras.
Los valores del candidato deben ser
bandera para la batalla que se avecina por el bien del México presente y
futuro.
He platicado con varios amigos que en
diferentes épocas han trabajado con José Antonio Meade y todos coinciden en que
es funcionario dedicado, eficiente, honesto, de conducta sin escándalos, es
decir, hasta la fecha es un personaje que merece el voto del mexicano.
El Partido Revolucionario
Institucional, es decir sus dirigentes a cualquier nivel, deben de entender que
las estructura que moviliza a los votantes, son militantes, simpatizantes,
colaboradores y así debe ser la relación de todos los que tienen
responsabilidad de cualquier tipo con ese gran ejército político.
De los otros, también es muy marcado
que de brillante puede ser, ya que se sabe que lo dice el refrán popular, en el
país de ciegos el tuerto es el rey; honesto no se sabe, ya que se la pasa
aclarando sin aclarar su participación en actos fuera de la ley y ha sido
acusado por personajes distinguidos de ese partido como un traidor habitual.
Sin duda es buen orador y goza del
espacio que toda oposición ocupa, pero no confiaría en él y menos el futuro del
país.
El otro aspirante, que lleva 24 años en
campaña y por eso es desde luego el candidato más conocido, pero sus vaivenes
sobre temas fundamentales para el país son alarmantes. Sus frases demasiadas
trilladas: “la mafia en el poder”, “no caeré en provocaciones”, “tranquilos (a
los empresarios y banqueros) no se pongan nerviosos ni se espanten” y sus
largos espacios para contestar como si tuviera dificultad en hilvanar palabras
y frases, me preocupa en serio.
Y ofrece cada cosa que es claro que no
podrá cumplir, pero es cierto que es algo que entusiasma a sus oyentes, como el
que bajará los impuestos a la mitad, cancelará las obras del aeropuerto que se
está construyendo y donde se han cometido según él, fraudes de diferente tipo y
que se debe construir un aeropuerto en la Base Aérea de Santa Lucía. Ya hasta
vinieron los responsables de la Organización Internacional Calificadora de los
Aeropuertos y declararon que en Santa Lucía no procede la construcción del
Aeropuerto y que donde se está haciendo es el lugar correcto. Si hay
irregularidades que se investiguen y si es cierto que se les castigue a los
responsables, pero de verdad, con severidad.
Este es todo un caso, porque sin duda
encabeza las preferencias electorales, pero así ha sido en las campañas
electorales pasadas y a estas fechas el mismo se encarga con su verdadero yo,
de decepcionar a sus ahora simpatizantes.
Por lo pronto reflexiono a los
dirigentes del PRI, partido en el que milito, sean humildes, modestos, la
militancia merece respeto, inclusive afecto y admiración.
Que los militantes estén orgullosos de
su partido de tal forma, que este orgullo lo transmitan a sus amigos,
familiares, vecinos, compañeros de trabajo, y que todos quieran integrarse a
esta formidable maquinaria que es el priismo.
Te saludo cordialmente.