Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.
Cierto es que el señor Andrés Manuel López Obrador,
quien nunca quitó el dedo del renglón, llegó finalmente al Palacio Nacional con
el voto de 30 millones de mexicanos hartos de la corrupción de gobiernos
anteriores. No hay duda, así fue, el pueblo “bueno” como dice el
mandatario tabasqueño le dio la enorme oportunidad de hacer lo que realmente
debe hacer un jefe de Estado: velar por la salud, el trabajo, la educación, la
vivienda, la alimentación y el bienestar de todos, sin distinciones de credos,
razas o partidos políticos; así de sencillo.
El tema es que, según el propio AMLO, quien al parecer
es mucho más conocedor del comportamiento y políticas editoriales de los
medios, que su propio vocero, ha acusado de manera sistemática a los medios que
exhiben, señalan o critican sus proyectos, programas y/o acciones de su
gobierno o que simple y sencillamente no están de acuerdo con su forma y estilo
de gobernar. Para muchos, esta es una estrategia más de distracción de hechos y
verdades que el presidente se niega a reconocer. El señor López no entiende que
nadie, ni él, es perfecto en este mundo; todo ser humano por naturaleza está
sujeto a cometer errores. Es humano, no es Dios.
Mi mensaje en este texto consiste en mostrar que así
como llegó AMLO al poder bien podría hacerlo un político, tal vez no tan
experimentado y curtido, pero sí con un manto de popularidad histórica que,
quiérase o no, sigue cubriendo todos los rincones del país. En efecto, producto
de un suceso registrado hace muchos años pero que continúa presente en el
inconsciente de millones de mexicanos.
Me refiero al joven político de apenas 36 años de
edad, Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, la capital industrial
del país. Centro del Estado que en vez de recibir aporta más recursos a la
Federación. Un estado que bien podría ser independiente.
Mucha gente dice y se pregunta: ¿es acaso el hijo de
Luis Donaldo Colisio Murrieta?…aquel candidato que mataron en Lomas Taurinas,
Tijuana. Sí, si lo es, pero no se confundan, este joven político que bien
podría ser un aspirante más a la presidencia no es del PRI sino que más bien,
en su yo interno, tiene algunas facturas pendientes con lo que queda del
tricolor y con el mismísimo Sistema Político Mexicano, incluyendo a Morena cuya
historia está estrechamente ligada al PRI; es más ya lo llaman el nuevo PRI.
Si habría algo que discutirle a Colosio Riojas, quien
asumió la alcaldía de Monterrey el 30 de septiembre pasado, es el partido al
que pertenece y que no por eso ganó. No. Ganó por ser quien es y por haber
tenido al padre que tuvo. Su partido, debemos señalar, así como Morena y otros
está plagado de expriistas que abandonaron el barco justo cuando más los
necesitaba, cuando fue torpedeado y comenzó a hundirse. Ejemplos, hay muchos,
Yucatán, uno de ellos.
Pero eso es lo de menos, este chavo brilla con luz
propia y así como sucedió con “ya saben quién” perfectamente puede
suceder en un futuro no muy lejano, incluso optando por crear un nuevo
movimiento o partido y/o la candidatura independiente como sucedió con “El
Bronco”, ex gobernador de Nuevo León.
Pero, reiteramos, ¿quién no se acuerda de Colosio
Murrieta?, de aquéllos espectaculares que lucían ubicados en calles, avenidas y
carreteras y que a lo lejos alcanzabas a ver con claridad siete grandes letras
que nada más decían: “Colosio”. Luis Donaldo (QEPD) fue economista,
diputado, senador, presidente de su partido y secretario de Desarrollo Social.
Fue vilmente ejecutado un 23 de marzo de 1994 en Tijuana, y hasta hoy, hay
nubarrones oscuros envolviendo el caso.
El 6 de marzo de 1994, días antes, en el acto
conmemorativo del LXV Aniversario del PRI en el Monumento a la Revolución,
Colosio expresó, lo que para muchos, significó una ruptura con el poder, ya con
varias décadas en el trono. Algunos segmentos medulares de su discurso fueron:
“¡México no quiere aventuras políticas! ¡México
no quiere saltos al vacío!. ¡México no quiere retrocesos a esquemas que ya
estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces! ¡México quiere democracia
pero rechaza su perversión: la demagogia!
Y las palabras que expresó para quedar en la
posteridad fueron:
“Yo veo un México con hambre y con sed de
justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones
que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres
afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas
gubernamentales”.
Me pregunto, y les pregunto:
¿Esa hambre y esa sed de justicia, ya llegaron, ya se
cumplieron?
Hoy vemos a funcionarios que sin terminar aún sus
responsabilidades ya iniciaron la carrera hacia la sucesión presidencial, ya
emergió de nuevo la ambición por más poder. El presidente López Obrador que a
cada rato repite que se jubilará, que se olvidará de todo y de todos, que no
tendrá ni teléfono, etc, etc, ya ocasionó y dio rienda suelta a políticos como
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Tatiana Clouthier, de
Morena, y a otros suspirantes que no quitan el dedo del renglón como Ricardo
Anaya, Enrique de la Madrid (por cierto, hijo del expresidente Miguel de la
Madrid Hurtado), y también de varios gobernadores, vaya, incluso hasta el
diputado Fernández Noroña que ya se apuntó para sustituir al “compañero
presidente”, como se refiere a AMLO.
Pero hoy, en este momento, la sociedad no se fija -por
el mismo bombardeo mediático y político- de los que llamaría los “caballos
de Troya”, esos que con sigilo, prudencia y pasos de Tigre, avanzan
detenidamente observando y esperando dar el zarpazo para acabar con su presa.
Mi mensaje es que no subestimen o minimicen a un joven
de 36 años y que, como su padre, nació en Magdalena de Kino, Sonora, y hoy es
Alcalde de la Ciudad más rica del país, Piénselo, si AMLO pudo…significa que
en México todo, absolutamente todo, es posible.
Feliz
Navidad y Año Nuevo
Mucha
Salud y Trabajo
Hasta
la próxima.