Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González.
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Facebook: Raúl Asís Monforte González.
Twitter: @raulmonforteg
Si, ya sé, los precios siguen subiendo sin parar
obedeciendo a un fenómeno inflacionario que aún no ha sido posible detener por
completo, y no vayas a creer que ignoro que las cadenas de suministro continúan
alteradas a pesar de que ha habido ya un control más o menos decente de la
pandemia. También es cierto que el crecimiento económico global se está debilitando
y la inversión tanto pública como privada en infraestructura ha venido presentando
reducciones de manera crónica desde hace más de una década, agudizándose en los
últimos cuatro años.
Aún existen grandes desafíos por vencer relacionados
con la transparencia y equidad en la asignación de contratos, la participación
indebida e ilegal de instituciones ajenas en el sector, y concentración de la
poca inversión que queda en un puñado de gigantescos proyectos de muy dudosa
rentabilidad social y ambiental.
Es innegable que la industria de la construcción
encara ahora un período amenazante y plagado de dificultades, pero, ¿Cuándo no
ha sido así? Los empresarios mexicanos estamos acostumbrados a nadar contra la
corriente y superar obstáculos, hemos sido muy exitosos haciéndolo y así
seguirá siendo en el futuro, principalmente porque también existen muchas
fortalezas de las que ahora podemos echar mano.
La innovación se está haciendo presente con firmeza en
la industria de la construcción, y a pesar de que siempre ha sido una industria
típicamente lenta en eso de adoptar tecnología, hoy los avances están
sucediéndose con rapidez debido a que los participantes han descubierto el gran
valor y los beneficios de su utilización.
Esto se pone de manifiesto en la gran cantidad de
máquinas que están transitando a obtener su fuerza motriz de la electricidad,
ya sea con baterías de iones de litio o mediante celdas de combustible que
consumen hidrógeno.
Adicionalmente, muchas de ellas cuentan ya con
sensores y dispositivos que junto con la tecnología 5G, aplicaciones móviles,
la inteligencia artificial y la ciencia de datos, están permitiendo que muchas
actividades puedan realizarse parcial o completamente de forma remota y/o
autónoma, multiplicando la eficiencia, la calidad, la seguridad y por
consiguiente la rentabilidad de los proyectos de construcción.
Veremos en un futuro muy cercano que tecnologías como
el software de diseño, construcción y operación basado en BIM (Building
Information Modeling) y el uso de gemelos digitales, se convertirán en
componentes esenciales en la gestión de proyectos de construcción. Se estima
que tan solo el mercado de la tecnología BIM alcanzará los 17.6 billones de
dólares en 2023. En un sentido más amplio, estas tecnologías serán vitales en
la lucha por incrementar la productividad y evitar los efectos negativos de una
fuerza laboral que escasea en cantidad y competencias como nunca antes.
Ningún otro sector como la industria de la
construcción tiene la vocación para integrarse fácilmente al creciente interés
global e impresionante crecimiento de las energías renovables, porque es
posible convertirse, sin demasiado cambio, en una compañía de ingeniería,
procura y construcción de este tipo de proyectos.
Así que, mantén el optimismo, hay un futuro brillante
para la construcción si te atreves a abrazar las oportunidades.