Agradecer por lo que se va y por lo que viene

Carlos Villalobos
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Pongamos todo en perspectiva

Por: Carlos Villalobos

El reloj y el calendario marcan otro final de año, y aquí
estamos, parados en el umbral de lo que se fue y lo que está por venir. No
necesito decirte que este viaje llamado 2023 fue un torbellino, porque tú lo
viviste tanto como yo. Pero, ¿qué reflexiones nos deja este capítulo que
cerramos con tantos aprendizajes a cuestas?

 

 

Durante este último giro alrededor del sol, nos vimos
obligados a enfrentar la realidad con la misma crudeza con la que el mar azota
la costa. Crisis, cambios, desafíos que nos zarandearon, pero también nos
recordaron nuestra resiliencia. Nos sacudieron como a un árbol en otoño, pero
las hojas que se llevaron dejaron espacio para un nuevo crecimiento.

 

 

Es fácil sumergirse en el caos, perderse en el ruido de lo
que sucede a nuestro alrededor. Pero aquí, en este momento de pausa, justo en
la frontera entre lo que fue y lo que será, detenerse se convertirá en nuestro
mejor aliado.

 

 

Mirémonos en el espejo del tiempo. ¿Qué hemos logrado? ¿Qué
hemos perdido? ¿Cuántas batallas internas hemos librado para llegar a este
punto? La introspección, esa mirada franca hacia nuestro propio ser, revela las
cicatrices de las batallas que ni siquiera compartimos con el mundo.

 

 

Cada uno de nosotros ha sido el protagonista de su propia
épica, enfrentando dragones invisibles, superando desafíos que a veces parecían
insuperables. Y en ese viaje individual, nos cruzamos, nos influimos,
compartimos risas y lágrimas, porque, después de todo, estamos conectados en
este tapiz complejo llamado humanidad.

 

 

Los días se vuelven años, las risas se mezclan con las
lágrimas, y aquí estamos, parados en las últimas páginas del libro del 2023.
¿Qué escribimos en esas páginas? ¿Cuáles son las lecciones que nos llevamos?
¿Qué capítulos decidimos cerrar y cuáles esperamos con ansias comenzar?

 

 

La verdad es que, a medida que reflexionamos sobre este año
agitado, nos damos cuenta de que somos arquitectos de nuestro destino tanto
como víctimas de las circunstancias.

 

 

A veces, es en la tranquilidad de este espacio entre años
donde encontramos la claridad. El ruido del día a día disminuye, y podemos escuchar
nuestras propias voces, sentir el latido de nuestros corazones y recordar lo
que realmente importa en este efímero viaje.

 

 

Y así, mientras nos despedimos de este año, lo hacemos con
gratitud por las lecciones, con aceptación por lo que fue y con esperanza por
lo que vendrá. Cerramos puertas, no porque temamos lo que hay detrás, sino
porque estamos listos para abrir las que conducen a nuevas oportunidades,
nuevos sueños y nuevas versiones de nosotros mismos.

 

 

Así que, en este momento de reflexión y cierre, alzo mi copa
invisible y brindo por cada uno de nosotros, por los sueños que perseguimos,
por las caídas que nos hicieron más fuertes y por el coraje de enfrentar lo
desconocido.

 

 

Y mientras nos aventuramos hacia el año nuevo, lo hago con
la certeza de que llevamos con nosotros la fortaleza ganada en el fulgor de la
vida. Que el 2024 nos encuentre listos para abrazar lo que sea que tenga
reservado para nosotros. Porque, al fin y al cabo, somos arquitectos de nuestro
destino, y el lienzo del próximo año está en blanco, esperando nuestras
pinceladas.

 

 

¡Salud!

 

 

“Admiro tu esfuerzo

Y tus ganas de sobrevivir

Tus letras cambiarán tu vieja forma de vivir” – Demian Pinto

 

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