Algunas de las principales limitaciones que encuentran los científicos e investigadores en la Antártida son tanto las condiciones climáticas adversas como las grandes distancias entre sus campamentos y bases, distribuidos en un territorio estimado de un millón y medio de kilómetros cuadrados. Con el objetivo de brindar una solución a esta problemática dos emprendedores cordobeses diseñaron un refugio experimental móvil, denominado “domo”, que ya se está probando en las inmediaciones de la Base Esperanza.
La principal ventaja de este sistema, desarrollado con el asesoramiento del INTI, es su fácil armado y traslado —gracias a su packaging que pesa 400kg y mide 2,2m de largo, 1m de ancho y 1,8m de alto—. Su estructura semiesférica se encuentra con frecuencia en la naturaleza, en lugares como colmenas o nidos, porque permite que el aire se mueva en forma circular y el calor se distribuya de manera uniforme.
“La experiencia de haber dormido 48 horas en este espacio fue muy confortable porque mantuvo una temperatura constante de 0º centígrados pese a que la sensación térmica en la zona era de -15º centígrados”, destaca el personal responsable del armado en el lugar. “La travesía para que el habitáculo llegara hasta esas latitudes fue muy larga e incluyó el empleo de medios terrestres y navales”, agregan.