Sobran los motivos, por: Jordy
R. Abraham Martínez.
La juventud mexicana representa prácticamente el veinticinco por ciento de la población total.
La efervescencia en los ánimos políticos
se hace presente cada determinado tiempo cuando inician los procesos
electorales. Dentro de un sistema democrático es un requisito el que haya
comicios para elegir a los representantes populares de los intereses
comunitarios. Así, quienes toman las decisiones son los propios ciudadanos al
ejercer su voto.
Es sumamente interesante la figura del
sufragio, pues la Constitución de México la establece como un derecho cívico,
por la prerrogativa de cada individuo por otorgar su voto a quien elija conforme
a su criterio. Sin embargo, el mismo texto constitucional nos habla del
sufragio como una obligación por parte de los ciudadanos, ya que el participar
de las elecciones supone una aportación positiva a la democracia nacional.
Si la democracia no es plural, no es
democracia. Es enriquecedor que existan diversas posiciones ideológicas que
puedan ser tomadas en cuenta. Ahora bien, cuando media una confrontación en la
que no prevalece el afán por construir, sino por la intención de destruir, este
esfuerzo es estéril. Independientemente de las diferencias, es menester que los
distintos modelos de pensamiento político no pierdan la visión por alcanzar el bien común a través
del trabajo que suma fuerzas.
Los jóvenes tendrán que asumir un
importante compromiso generacional en los próximos comicios. La juventud
mexicana representa prácticamente el veinticinco por ciento de la población
total. Sin duda, su participación en este proceso democrático será
determinante. El panorama actual permite un acceso amplio a la información, lo
cual favorece el marco electoral, pues es posible conocer más sobre los
candidatos a ocupar los cargos votados.
La trascendencia que implica esta decisión
debe ser factor para impulsar a la ciudadanía a emitir un voto responsable. El
trabajo es el encargado de hablar por las administraciones. Cuando se llevan a
cabo gestiones gubernamentales exitosas, es sensato darles continuidad a
proyectos estadistas. En ocasiones, el populismo o la demagogia nublan el
juicio y se convierten en grandes enemigos de la democracia.
La participación democrática no se limita
a los períodos electorales. Siempre que busquemos sumar esfuerzos con los
conciudadanos para trabajar en pro del bien común, estaremos empoderando a la
democracia de nuestro país. Debemos percatarnos del papel que jugamos todos
como agentes activos en nuestro entorno y actuar en consecuencia de forma
propositiva.