Sobran los motivos, por:
Jordy R. Abraham.
JordyAbraham@gmail.com / @JordyAbraham
La
efervescencia en los ánimos políticos se hace presente cada determinado tiempo
cuando inician los procesos electorales. Dentro de un sistema democrático es un
requisito el que haya comicios para elegir a los representantes populares de
los intereses comunitarios. Así, quienes toman las decisiones son los propios
ciudadanos al ejercer su voto.
Es
sumamente interesante la figura del sufragio, pues la Constitución de México la
establece como un derecho cívico, por la prerrogativa de cada individuo por
otorgar su voto a quien elija conforme a su criterio. Sin embargo, el mismo
texto constitucional nos habla del sufragio como una obligación por parte de
los ciudadanos, ya que el participar de las elecciones supone una aportación positiva
a la democracia nacional.
Si la
democracia no es plural, no es democracia. Es enriquecedor que existan diversas
posiciones ideológicas que puedan ser tomadas en cuenta. Ahora bien, cuando
media una confrontación en la que no prevalece el afán por construir, sino por
la intención de destruir, este esfuerzo es estéril. Independientemente de las
diferencias, es menester que los distintos modelos de pensamiento político no
pierdan la visión por alcanzar el bien
común a través del trabajo que suma fuerzas.
Los
jóvenes tendrán que asumir un importante compromiso generacional en los
próximos comicios. La juventud mexicana representa prácticamente el veinticinco
por ciento de la población total. Sin duda, su participación en este proceso
democrático será determinante. El panorama actual permite un acceso amplio a la
información, lo cual favorece el marco electoral, pues es posible conocer más
sobre los candidatos a ocupar los cargos votados.
La
trascendencia que implica esta decisión debe ser factor para impulsar a la
ciudadanía a emitir un voto responsable. El trabajo es el encargado de hablar
por las administraciones. Cuando se llevan a cabo gestiones gubernamentales
exitosas, es sensato darles continuidad a proyectos estadistas. En ocasiones,
el populismo o la demagogia nublan el juicio y se convierten en grandes
enemigos de la democracia.
La
participación democrática no se limita a los períodos electorales. Siempre que
busquemos sumar esfuerzos con los conciudadanos para trabajar en pro del bien
común, estaremos empoderando a la democracia de nuestro país. Debemos
percatarnos del papel que jugamos todos como agentes activos en nuestro entorno
y actuar en consecuencia de forma propositiva.