Ben-Hur

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Por Diana Sánchez Uranga

¿Por qué comparar la película de Ben-Hur de 2016 con la de 1959? ¿Por qué no compararla con la de 2010, la de 2003, la de 1925, la de 1907 o las otras que hay? O mejor, por qué no dejar de compararla con todos estos otros trabajos… después de todo no les va robar su sentido épico, ni sus Oscares, ni su renombre.

La película de Ben-Hur de 2016 es una nueva adaptación de la novela homónima escrita por Lewis Wallace en 1880, hace 136 años, que llega para adaptarse a una época diferente. Para aprovechar las herramientas, la tecnología, para servir como motivación o reflexión ante los temas de la agenda pública del día de hoy, para acercarle la historia a nuevas generaciones de una manera diferente y más digerible, más corta en duración, con otro lenguaje cinematográfico y sobe todo, con otro tono y otro punto de vista.

Como lo explicó el director ya en una entrevista, esta adaptación con un guion de John Ridley es más positiva: intercambia la venganza por el perdón.
Para quienes desconocen la historia, Judá Ben-Hur (Jack Huston) es un príncipe de Judea que es acusado de traición por su hermano adoptivo Messala Severus (Toby Kebbell), un general del ejército romano, y consecuentemente esclavizado. Años después regresa para cobrar venganza. Faltaría mencionar que todo esto se desarrolla durante la época adulta de Jesús, interpretado por el brasileño Rodrigo Santoro, que más que una presencia protagónica en esta película, aparece a manera de cameos.

Jack Huston (Boardwalk Empire, Orgullo y prejuicio y zombies) y Toby Kebbell (Warcraft, Los 4 fantásticos) no son los símbolos más reconocidos en el medio -para eso tienen a Morgan Freeman en el papel de Ilderim- como lo fue Charlton Heston en su momento, pero ambos son un acierto para la película, tampoco sobresalen y se convierten en héroes de la actuación, pero desde el primer momento se disfruta su química en pantalla y se nota que disfrutaron en grande pertenecer a este proyecto. ¿Necesitamos íconos para historias épicas como lo hicieron Brad Pitt o Colin Farrell en Troya y Alejandro Magno respectivamente?

La película es dinámica, está llena de acción y sin duda, su mejor momento es la carrera de carruajes, que gracias a las diferentes tomas y posicionamientos de cámaras tipo Go Pro, te sumerge en la emoción que se vive en una pista de carreras y no le pide nada a una película de acción trepidante. Eso sí, hay una parte en la película que rompe con el tono que lleva manejando y desentona por su cursilería, especialmente con la elección de la música.

Ben-Hur es una cinta entretenida, por sus escenas de acción, por sus momentos de tensión cuando el protagonista está a la deriva, por su mensaje, por la ambientación y por la química entre los actores. No es una película épica para que vaya a tener eco en la eternidad, pero está realizada con el mismo propósito que el imperio romano tenían con sus shows: entretener al público.

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