Juegos de poder, por: Leo Zuckermann.
Twitter:@leozuckermann
Claudia Sheinbaum, aunque es la favorita de López
Obrador para ser candidata presidencial de Morena, está lejos de ser López
Obrador. No tiene ni el carisma ni la capacidad de conectar con la gente que sí
tiene el Presidente. Estoy seguro que sería una mejor gobernante del país que
López Obrador (no está muy difícil que digamos). Pero también creo que no sería
una buena candidata que sume muchos más de los 15 millones de votos duros del
lopezobradorismo.
Sheinbaum necesita encontrar un estilo de campaña
propio. No puede, como ha hecho, imitar a López Obrador porque no le sale. El
resultado es patético. Y es que los políticos no son actores que, así como así,
pueden interpretar a otro personaje.
Con todo y el apoyo que ha recibido del Presidente,
los números de Claudia no son muy buenos que digamos.
En este momento, lo importante para los posibles
candidatos presidenciales es darse a conocer en el electorado: el famoso
“reconocimiento de nombre”. Sheinbaum, por razones naturales, es muy reconocida
en la Ciudad de México, al ser la jefa de Gobierno, pero no en otros estados.
En las encuestas de vivienda (que son la buenas) realizadas durante el primer
semestre del año pasado, alrededor de la mitad de los votantes desconocía quién
era Claudia. Arriba de ella se encontraban personajes como Ricardo Anaya,
Margarita Zavala, Marcelo Ebrard y Luis Donaldo Colosio Riojas.
De ahí la urgencia de la jefa de Gobierno de salir de
la capital para que la gente la conozca. Es lo que lleva haciendo estos meses.
Aprovechó las elecciones de junio de este año para apersonarse en los seis
estados donde hubo competencia. Vamos a ver, en la siguiente ronda de encuestas
de vivienda, si sirvió para que incrementara su reconocimiento de nombre.
Veamos los números de Claudia en un lugar donde la
conocemos bien: la capital. Tomo los datos de la encuesta telefónica en la
Ciudad de México levantada entre el cinco y seis de agosto pasados y publicada
en El Financiero.
La población chilanga está dividida en dos partes
iguales. La mitad aprueba la forma como Claudia está haciendo su trabajo como
jefa de Gobierno, la mitad la desaprueba.
54% de los capitalinos opina que, en estos días,
Sheinbaum está más concentrada en promoverse como posible candidata
presidencial que en gobernar la ciudad. Y creo que tienen razón.
A pesar que Claudia se ha esforzado por tener un
gobierno de mejores resultados que el anterior (tampoco estaba muy difícil que
digamos), el 56% de los chilangos está insatisfecho con ellos. Resaltan las
malas evaluaciones en seguridad pública y economía.
Sin embargo, el dato devastador para Claudia es que
sólo el 37% de los capitalinos votaría por ella si fuera candidata de Morena a
la Presidencia de la República. 54% de la gente que gobierna no votaría para
que se mudara a Palacio Nacional.
¿Son estos números culpa de Sheinbaum?
Desde luego que algo tiene que ver la jefa de Gobierno
en su desempeño al frente de la administración capitalina y en su incapacidad
de comunicar bien sus logros y conectar con la mayoría de la población. Pero
también es cierto que la izquierda en la ciudad está perdiendo fuerza, como lo
vimos en las pasadas elecciones de 2021. Llevan 25 años gobernando y hay un
desgaste natural. Además, los capitalinos, por su perfil sociodemográfico, no
les ha gustado el gobierno federal de López Obrador, según revelan las
encuestas.
La pregunta es si puede llegar Claudia a ser la
candidata presidencial de Morena siendo medio impopular en el lugar donde
gobierna. No son buenas credenciales políticas el lanzarse a lo nacional cuando
en lo local no se cuenta con un soporte mayor.
La realidad es que, sin el apoyo de López Obrador,
Sheinbaum difícilmente sería una candidata competitiva dentro y fuera de
Morena.
La buena noticia para Claudia es que los otros
posibles candidatos de Morena tampoco derrochan mucho carisma que digamos. Ni
Marcelo Ebrard ni Adán Augusto López ni Ricardo Monreal cuentan con la magia
comunicativa que caracteriza a López Obrador.
Estando la “caballada tan flaca”, como se decía en las
épocas priistas, el Presidente puede escoger a una candidata con números flojos
en las encuestas para tratar de pasarle su popularidad de alguna manera. Su
movimiento cuenta con 15 millones de votos duros que no se pueden menospreciar.
Con ellos, si logran que la oposición vaya dividida en 2024, Sheinbaum sí
podría llegar a Palacio Nacional.