Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes
El 6 de junio el
principal reto de la democracia es el abstencionismo. El Coronavirus vino a
mover la agenda tradicional de los procesos electorales que ahora se organizan
en medio de la contingencia sanitaria y los candidatos utilizan las redes
sociales para dar a conocer sus propuestas mediante publicidad digital.
El abstencionismo en ciencia política, es el acto por el cual un
potencial votante decide no ejercer su derecho ya sea en unas elecciones
generales o si, en un procedimiento parlamentario, el representante está
presente en la votación, pero no vota.
El “enemigo” número uno es el miedo de salir a votar y contagiarse.
Al respecto, los institutos electorales federal y estatal, ya crearon un
protocolo de medidas sanitarias, se mantendrá la distancia de metro y medio
entre los funcionarios de casilla, se solicitará el uso de cubrebocas y habrá
turnos de desinfección.
La sombra de inhibirse acecha en las 15 entidades donde se
renovarán gubernaturas, ayuntamientos y la legislatura federal. El estado de
incertidumbre provocará la omisión de la acción o incremento de la abstención
que, de ser alta, marcará de forma importante los resultados. Mientras más se
abstengan de emitir los candidatos de su preferencia más posibilidades tendrán
los que marquen ventaja desde el inicio de la jornada.
En una competencia histórica caracterizada por un mosaico de
colores y aspirantes con diferentes siglas que todos los días recorren las
calles y tocan las puertas de los domicilios en busca de la aceptación o el
rechazo, sin duda el sufragio será mixto o diferenciado. Una vez más, veo
complicado el arrastre masivo hacia un candidato específico, por la estrategia
de división del voto de la que algunos partidos echaron mano, al momento de
designar las candidaturas.
Si un porcentaje importante de abstencionismo se apodera de las
elecciones, la credibilidad de los comicios se verá reducido por la baja
participación ciudadana. Por eso es fundamental que el Instituto Nacional Electoral
(INE) y el Instituto Electoral del Estado de Campeche (IEEC) intensifiquen sus
campañas mediáticas de salir a votar y denunciar actos de coacción.
Cuando el ciudadano se abstiene o manifiesta indiferencia,
hartazgo y renuncia a su obligación dejando en manos de quienes sí votaron, la
decisión final, él mismo vulnera su voluntad y otros eligen por él. En esta
tesitura se ubican los jóvenes de 18 y 29 años, que expresan su rechazo a la
política, a una forma de gobierno y al sistema, olvidando que hasta el voto nulo
beneficia a quien repudian.
A lo anterior, se agrega la abstención técnica de jóvenes que
votarían por primera vez, pero no pudieron obtener su credencial por causas
diversas. Estas campañas representan una erogación superior a 14 mil 326
millones de pesos, provenientes del erario público, no ir a votar es un lujo
que los votantes no se pueden dar.
El 6 de junio es importante vencer la tentación de volverse
neutral o guardarse de salir a votar por la pandemia, para poder contar con los
sufragios suficientes que legitimen la victoria de los próximos representantes
populares.
Deseo una jornada electoral pacífica, apegada a derecho y
participativa, una fiesta democrática donde el principal protagonista, el
pueblo, saboree su victoria, seguro de haber escogido a los mejores.