Sic Sac, por: M.A. Elda Clemente Reyes.
Arrancaron de manera oficial las campañas rumbo a las
elecciones del 6 de junio, en las cuales se elegirán 300 diputados federales
por mayoría y 200 de representación proporcional, 15 gubernaturas, 30 congresos
locales, ayuntamientos, entre otros cargos que suman 20 mil 415.
El Instituto Nacional Electoral (INE) llamó a los partidos y
candidatos a implementar medidas de protección sanitaria para evitar la
propagación del coronavirus en la etapa de proselitismo. Son en total 19.5
millones de espots en radio y televisión y 314 mil 516 promocionales diarios,
de los cuales 13 mil 104 se difundirán por hora.
Una descarga publicitaria incluso en la vía pública, redes
sociales y sitios web, de aspirantes a cargos de elección popular, que buscarán
posicionar sus siglas y sus nombres en la memoria de la gente.
Durante 60 días, los campechanos escucharán propuestas de los
candidatos incluyendo descalificaciones y acusaciones, que ya se oyen por todos
lados y polarizan la opinión pública, provocando la victimización de sus
rivales.
El principal reto de los asesores será comunicar con
efectividad los contenidos, la trayectoria y las capacidades de sus líderes a
fin de facilitarles su presencia en los escenarios donde cargan negativos, para
hacer digerible toda esa información a los electores y les permita tomar una
decisión razonada al momento de estar frente a las urnas.
A campo abierto los contendientes tratarán de aprovechar las
debilidades de sus contrincantes sin importar el partido que militen. En lo
personal, estoy convencida que la mejor campaña consiste en explotar las
fortalezas y oportunidades del candidato o candidata, difundiendo,
posicionando, cacareando las bondades y ventajas comparativas de su proyecto.
Exponer en el discurso los desaciertos (golpeteo) del
oponente sin justa medida y con excesos conlleva a repetir en el mensaje
estrofas de una misma narrativa, donde se desayuna y cena el golpe mediático,
restándole minutos de valor que pueden ser usados para fortalecer su imagen no
la del adversario.
Lo que veremos son muchas contiendas locales. No se espera un
resultado generalizado sino mixto, es decir ningún partido tiene garantizado un
triunfo avasallador en todas las posiciones que están en juego.
El famoso carro completo parece que estará ausente esta vez,
debido a varios factores que auguran una pelea cerrada y aún se desconoce qué
porcentaje de ciudadanos saldrán a votar, aunque se espera la participación de
93 millones de electores.
Todavía falta que se persuada al ciudadano que no ha decidido
su voto. Ahí está la clave.
El problema es que al parecer no todos los candidatos tienen
claro cómo acercarse y convencer a la gente sin recurrir a la ofensa, la diatriba
y el golpeteo. Los aspirantes deben rodearse de operadores que disparen al
enemigo, pero también de gente pensante que apunte a la meta.
¿Qué mensaje creen que los catapultarán cuando hay una gama
amplia de percepción y confusión? La última palabra la tiene el pueblo.