Editorial La Revista Peninsular
La crisis por el Covid-19 empieza a agravarse en el país con ciento dieciocho casos confirmados y un muerto, y depende de los mexicanos actuar de manera responsable para evitar que ocurra una tragedia. Aunque pueda ser inconveniente, debemos procurar NO SALIR DE CASA, evitar el contacto físico entre las personas, como abrazos y besos, así como lavarnos las manos constantemente, y taparnos la boca con el codo al estornudar.
Es cierto que solamente algunas personas pueden permanecer en casa sin preocuparse de más por su situación económica, mientras que hay personas para las que el asilamiento significaría la quiebra al necesitar salir a la calle todos los días para poder comer. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los costos y pérdidas que representaría infectarse del virus serían mayores que los de perder unos días de trabajo.
En estos momentos difíciles es necesario que seamos creativos y solidarios para salir adelante. Creativos para aprovechar el tiempo de aislamiento para ser productivos, concretar proyectos, y pensar en formas de conseguir ingresos desde casa; asimismo, como sociedad se nos presenta la oportunidad de experimentar con el concepto de home office, lo que nos permite demostrar la eficacia que conlleva dejar que las personas sean dueñas de su tiempo.
También, debemos ser solidarios con los comerciantes locales, las franquicias tienen fondos y protocolos de protección ante estas situaciones, mientras que los dueños de pequeñas y medianas empresas corren mayor riesgo a cerrar por una mala temporada; tengamos esto en cuenta a la hora de realizar nuestras compras en estos días.
De igual forma, es necesario aislarnos porque está comprobado que así se reduce el número de contagios por el virus. Debido a que el Covid-19 se contagia con facilidad, el número de infectados identificados en los países tiende a dispararse exponencialmente, lo que satura los sistemas de salud e impide que los doctores puedan atender a todos los afectados. Al aislarnos, los casos de contagio aumentan a un ritmo controlado, por lo que los hospitales pueden atender a los enfermos sin colapsar, como sucede ahora en Italia donde los médicos tienen que decidir a qué personas curar y a qué personas dejar morir ante la falta de recursos.
Debemos ser realistas, a pesar de todos los consejos que podamos recibir, van a ser tiempos difíciles ya que nuestra economía personal y nacional se verán agravadas, pero es necesario tomar medidas drásticas. Está en nosotros, la sociedad, cuidarnos y organizarnos, pues el ejecutivo federal no ha mostrado seriedad frente al asunto.
No es necesario enlistar todas las “puntadas” de nuestro presidente cuando habla del Covid-19; en la última presumió escapularios y amuletos que lo protegen contra el virus, pero seguramente habrá algún comentario más simplón en los próximos días.
Ni el subsecretario federal de Salud, Hugo López-Gatell se salva. El funcionario fue designado como vocero de la crisis por su experiencia y renombre, así como por sus habilidades como comunicador, pero sucumbió ante el ritmo constante de las conferencias matutinas del presidente, y cayó en el discurso dogmático de la cuatroté, perdiendo legitimidad ante el pueblo.
Por todo esto, la administración de Andrés Manuel López Obrador ha sido criticada por sus nacionales, y por la prensa y mandatarios extranjeros, debido a la suma irresponsabilidad con la que maneja la crisis.
Afortunadamente, la sociedad mexicana ha demostrado sensatez y se exige a sí misma comportarse de forma responsable, sin caer en el alarmismo ni en la desidia. Evitemos la polarización entre quienes piensan que pasa todo y quienes piensan que no pasa nada, y unámonos en un solo bando con el objetivo de garantizar nuestra seguridad. Las voces de la razón se van multiplicando y fortaleciéndose, sumémonos a ellas para evitar una tragedia nacional.