Cien años iba a cumplir aquel día la abuela Amelia. Hasta las estrellas del cielo querían regalarle algo! Un siglo de vida merece un festejo especial. Entonces todas ellas hablaron con la Luna, y pusieron mucha ilusión en el obsequio…
Era una mujer de verdad. Y de ley. Señora humilde, de las que jamás presumen nada. Una mujer trabajadora, ojos azules de levantarse temprano y sacar la vida para delante. Una mujer de familia, de palabra, de honestidad y de corazón..
La Luna y las estrellas le regalaron a la dulce abuela una caricia de terciopelo, una canción española, un beso de seda y un rosario de brisa. Se lo hicieron llegar desde la ventana, a través de la cortina blanca que danzaba, brindando por la vida..
Vivir cien años es vivir un siglo. Con la familia y en familia. Saber hablar de una guerra, de la otra, de Manolete, de la televisión, del Catecismo, de las fiestas de antes. Saber hablar, saber querer, saber estar. Saber agradecer a Dios..
La abuela Amelia recibió abrazos de alma y de felicidad. Amor. Amor puro y real!
Agradeciendo a Dios por mi familia y por los 100 de mi abuela
Dedicado a mi fantástica abuela, 100 años, parece mentira!
A mi familia
A Luis, presente hoy en casa
A cada abuelo del mundo
A cada persona que ha estado hoy en casa con nosotros, que está ahora.. jamás olvidaremos este día
A cada ser que ha tenido el detalle de felicitar a mi abuela, sois muchos. Gracias. Gracias de corazón!