Catorce años tenía ella. Quince él. Besos de avellana y sol, fantasía y sal. Se juraron el más eterno de los amores a la vera de las fuentes, en el banco que estaba junto a los columpios, a la salida de misa, a la entrada del cine… Eran niños amándose como el más amante de los adultos. Le gustaban a él los toros y a ella la música, tocaba el piano…
Lloraron demasiado cuando tuvo que partir él. Marchó a Venezuela, quinceañero de alma sensible que prometió cartas de verdad!
Y las escribió. Él narraba sobre su pasión por ella, y ella contaba mil cosas, mujer de muchas palabras, y le quería y le quería y le quería. Los catorce años de ella le parecían a su padre muy pocos para saber de amores, y para las cartas usaron a una cómplice. Que se llamaba Mercedes! Hoy Mercedes se sigue llamando así, y es madre. Ella es una señora elegante que va a aplaudir a Ponce y a Manzanares…
Él… él se casó con otra en Venezuela. Hoy parece un poco triste.. y toca la guitarra..
El primer amor es tan real! Me encantó que me contaran esta historia estos días en el pueblo..
Dedicado a mi querida madre. Es tal como me dijo la señora: una gran persona!
Al primer amor.
Al toreo
A Ponce
A Manzanares
A las historias de verdad
A mi querido Juli
A mi Luis
A Lourdes, que tiene catorce
Y a la gente real