Sobran los motivos, por: Jordy R. Abraham.
JordyAbraham@gmail.com / @JordyAbrahamPor
Dicen que la práctica hace al maestro y quizá esta sea una de las máximas más acertadas y menos discutidas, además de que su contenido es aplicable a cualquier ámbito de desempeño. Y es que basta con recabar el testimonio de cualquier profesionista de carrera respetable para dar cuenta de lo indispensable que resulta el invertir dedicación laboriosa para lograr dominar con pericia una determinada disciplina. Incluso las artes y el deporte dan fe de la importancia de la práctica para aspirar al reconocimiento de propios y extraños. De no ser así, sería inútil el que un pintor dedique largas jornadas al perfeccionamiento de sus trazos sobre el lienzo, o sería absurdo que los equipos de futbol entrenaran arduamente a diario con el propósito de mejorar su rendimiento físico en la cancha.
Ahí tenemos el claro ejemplo de los pilotos de aviación, quienes requieren un cierto número mínimo de horas de vuelo acreditadas para poder aspirar a ocupar puestos de trabajo en prestigiosas aerolíneas. Seguramente nadie quisiera abordar un avión a sabiendas de que un inexperto capitán será el encargado de llevarlo a su destino. Pues bien, la valiosa práctica no es exclusivamente útil para desarrollar habilidades de impacto en el rubro de los negocios o en el campo profesional.
La misma dosis de compromiso, diligencia y determinación es imprescindible para alcanzar el crecimiento en aquellas cualidades que abonan a nuestra formación humana. Sin duda, las virtudes se nutren en la medida que se emplean de modo habitual, de la misma manera que los músculos del cuerpo adquieren fortaleza al ser sometidos a exigencias físicas. La acción hace al hábito y el hábito hace a la virtud. En un sentido inverso, el mal acto repetido induce al vicio.
Sin embargo, no solo hago referencia a los valores que son tan trascendentales y demandados en la sociedad actual, puesto que es evidente la imperiosa necesidad de la práctica para ser virtuosos. En adición, existen otras aptitudes que debemos practicar para crecer en ellas. Este proceso debe llevarse a cabo de manera consciente con el fin de tener un seguimiento cabal para obtener resultados evaluables. Se trata de un plan personal que debe ser tomado con absoluta seriedad. El autoconocimiento es fundamental para esta tarea.
Por mencionar un ejemplo, la comunicación asertiva es una herramienta de enorme provecho para la construcción de relaciones interpersonales sanas. Es justo decir que se trata de una habilidad escaza, debido a la falta de empatía presente en los círculos sociales. Cuando somos capaces de sostener un diálogo abierto con apoyo en el respeto, los resultados son extraordinarios. La asertividad es la contraposición del egoísmo y a través de ella podemos convertirnos en seres mucho más productivos, porque la comunicación efectiva es la mejor manera de intercambiar ideas que más tarde podrán materializarse en proyectos en beneficio de la comunidad. En este sentido, el liderazgo se va tejiendo con el paso de los años y por supuesto con el ejercicio habitual del mismo. Solo el cúmulo de experiencias nos puede convertir en auténticos líderes. Nuevamente es un proceso tedioso que requiere de paciencia y, desde luego, de compromiso inquebrantable.
Decidámonos a poner en práctica todas las herramientas que creamos necesarias para ser mejores personas y mejores profesionistas. Este es un deber para con nosotros mismos, pero que tiene un tremendo impacto en nuestro entorno. Este mundo exige más individuos virtuosos que se comprometan a ser el cambio transformador que nos lleve hacia el progreso generacional.