Sobran los motivos, por: Jordy R. Abraham Martínez.
El compromiso más elemental es el que hace cada persona
consigo misma para encontrar el bienestar integral que desemboque en un
auténtico crecimiento humano. Claro está que cada individuo aspira a encontrar
un balance adecuado para su vida con el propósito firme de caminar hacia la
plenitud. Como parte del recorrido, múltiples revelaciones se hacen presentes
para abrirnos el panorama y así comprender que la verdadera trascendencia
consiste en impactar en beneficio del bien colectivo. No obstante, para lograr
tal cometido es imprescindible primero conseguir un estado personal óptimo ya
que nadie puede dar lo que no tiene.
Si queremos ser agentes de transformación en beneficio de
la comunidad, es necesario ser individuos con valores humanos sólidos. Si
nuestra intención es contribuir al desarrollo económico de la sociedad, debemos
ocuparnos por ser hombres y mujeres con conocimiento suficiente para abonar, ya
sea con fuerza laboral o con proyectos empresariales. Si nuestro anhelo es
sumarnos al trabajo por una mejor democracia, es menester permanecer informados
y participativos como ciudadanos.
Una vez que hemos empeñado esfuerzo en hacer crecer la
virtud en nuestro interior, podremos ser líderes que permeen en el tejido
social. Sin embargo, no es tarea sencilla convertirse en un ser íntegro, pues
hacen falta muchas horas de esmero y sacrificio. La clave radica en entender que
solo puede llamarse virtuoso aquel cuya conducta sea armónica con su forma de
pensar y expresarse. De poco sirve ser brillante en el rubro intelectual si se
carece de ética. Tampoco destacará en demasía quien sea ejemplo de carisma, pero
no sea perseverante ni determinado.
Sin duda, forjar el carácter toma tiempo y el trayecto
puede tornarse complejo por momentos. Al final los resultados valen la pena,
pero debemos asimilar que hay que entrenar la mente, el cuerpo y el talento de
modo permanente para obtener estos resultados. Habrá ocasiones en las que
incluso nos sintamos solos, aunque seguramente siempre encontraremos el apoyo
de aliados que se decidan a unir voluntades para luchar por un mejor porvenir.
La actitud es determinante, por lo que nunca debemos
perder de vista las metas planteadas, mientras estas sean legítimas. Cuando la
convicción es fuerte, el ánimo se vuelve inquebrantable. Seamos exigentes con
nosotros mismos y llevemos hasta el límite el empeño por ser cada día mejores
líderes. Si nos decidimos a ser el cambio que deseamos ver en el mundo, con
certeza lograremos establecer un impacto significativo en el entorno. La
exigencia responsable, nos permite conocer las propias fortalezas y debilidades,
con el ideal de vencer los temores y nutrir la virtud. Todo empieza con la
decisión de actuar. Exígete más.
