Cuentan leyendas antiguas, esas que se suelen contar a la vera del fuego, y que son también las que se escuchan a la orilla del mar cuando es verano, que a un terreno oscuro, sombra pura, llegó una vez un genio a trabajar. Genio en minúscula, porque era humilde, entregado y con mil y una ideas en la cabeza..
Y pasó un día. Pasaron dos. Pasaron tres. Pasó una semana. Pasaron dos, pasó un mes. Y dos y seis. Y el esfuerzo y la dedicación de aquel ser dio resultado. Y el fruto fue como la fruta fresca, terciopelo de melocotón, frescura de sandía, intensidad de fresa.. y fue algo único, algo bello, algo histórico..
.. al terreno de la sombra él consiguió hacer llegar la luz. Desde entonces la Luna y el Sol pudieron amarse, besarse cuando día y noche también se cantaban al oído. Desde entonces la vida fue más blanca, más pura. Y guitarras españolas sonaron.. y alguien imaginó que cantaba El Pele..
O tal vez cantaba. Algunas personas sueñan y su sueño se torna belleza real..
Y así, como en los cuentos, a veces en la vida pasan cosas como esta. Qué bonito es..
Dedicado a mi hermana
A Arnaud, te veo en Algeciras
A mi amigo Manuel
A mi confidente
A Carlos, que aprecia los cuentos clásicos
A mi querida Lourdes
A mi Luis, en mayo cada día con más fuerza
A los genios con minúscula que lo son con mayúscula en oro
Al flamenco
A El Pele
A mi querido Alejandro. Eres genial!